Anny con sus sobrinos en Bogotá 2020. Foto: Diana Socha Hernández. |
No Mothers (NoMo), No Madres. Hace algunos años, esto era impensable, ni siquiera se cuestionaba, porque hacía parte de la normalidad, hacer familia era uno de los temas de la ley de la vida. Nosotras no soñábamos con ser mamás. En casa se habló de ser profesional, tener un título universitario y eso si que se convirtió en un propósito personal y familiar. En las reuniones, nadie pensaba en cómo serían nuestros hijos, ni de lo bien o lo mal que los íbamos a educar. Pero, sabíamos que iba a ocurrir, algún día nos convertiríamos en madres.
Mi mami, de ojos brillantes, cabello corto y sonrisa espontánea, siempre dispuesta a servir al más necesitado, me dice, con su voz dulce, que en su juventud y como católica, lo correcto era que las mujeres y los hombres debían procrear, llenar la tierra, seguir los mandatos de la biblia. Pero al preguntarle qué piensa de las No Madres, me respondió con certeza: “Esta nueva generación piensa muy diferente, piensan en tener un hijo, máximo dos, y a muchas las escucho decir que no quieren tener hijos. Es responsable. Si yo estuviera empezando a vivir, estaría de acuerdo en no tener hijos, por como esta la situación mundial, la alimentación, traer uno hijos para aguantar hambre, para que sufran con tanta guerra. Yo no lo pensaría mucho, con seguridad no traería hijos a este mundo”. Doña Carmen tiene 63 años y ha visto muchos cambios en la forma de pensar de las mujeres. Y tiene claro, que respeta y apoya esta decisión.
Es importante escuchar el punto de vista de esta hermosa mujer que trajo a la vida a tres mujeres, dos de ellas, ya son madres, de dos hijos, mi hermana Nury de dos niñas y yo de dos niños. Nury, con 41 años vividos, me dice con firmeza en su voz, que: “La decisión de no
tener hijos es muy personal, cada quién decide qué hacer con su vida. Las
mujeres hoy en día quieren darle prioridad a su desarrollo personal y
profesional. Cada quién vive como quiere vivir y nadie debe ser participe en
una decisión tan importante como lo es traer un hijo al mundo”. Ella lo asegura porque aunque durante muchas épocas las mujeres no tenían opción, no podían elegir, por tradición, la mujer físicamente estaba destinada a traer bebés para poblar esta tierra, ahora, la sociedad juzga a quien decide no tener hijos, es así como lo dice Roberto Gutiérrez en el artículo Mujeres No Mo: decisión de no tener hijos, publicado en la web la Gaceta UNAM, el 27 de enero de 2020, donde asegura que: “Esta presión social sobre las mujeres No Mo se pone en práctica por medio de los discursos predominantes y los estereotipos que se cobijan bajo ellos; así, se les tilda de “incompletas”, “egoístas”, “frías” o “inmaduras””.
Alejandra López, Comunicadora Social Periodista de 27 años, en este momento está disfrutando de una de las etapas que vive una madre, tiene seis meses de embarazo y un niño que espera conocer pronto, con su tierna voz me dice frente al tema que: “Pienso que en tiempos tan difíciles como los que estamos
atravesando, es una decisión respetable, cada quien es dueño de su vida y tiene
el derecho de elegir cómo y con quién la quiere compartir. Creo que se pierden
de vivir una etapa que es hermosa en la vida de una mujer, pero tampoco es
indispensable para juzgarlas por no querer tenerlos” Y es que también se piensa que el “instinto maternal” es de todas las mujeres, que todas estamos programadas para traer muchos bebés, el cuerpo lo soporta, mi tía María Elvia trajo once hijos, mi abuela materna nueve, mi abuela paterna siete. Pero no todas las mujeres vienen con ese deseo.
Y es que se han escuchado frases como: “tienes que encargar ya, se pasa el tiempo y se vuelve peligroso que quedes en embarazo”, o “Después de unos años te vas a arrepentir” o “¿Quién te va a cuidar cuando estés viejita?, esta última, me recuerda al libro que escribió Jennifer Thorndike, Ella (leer reseña ) donde el objetivo de la mamá era que su hija se quedara a su lado hasta la muerte.
Para las que somos mamás, la maternidad no es fácil, no es como la han pintado en las películas o en los comerciales de pañales para bebés, exige mucho esfuerzo físico y mental, sin contar, con la responsabilidad que se tiene para toda la vida de hacer que este ser humano sea feliz y haga el bien en este mundo tan complejo. Muchas historias han tenido que presenciar estas mujeres que tomaron la decisión de no tener hijos, y esa sensación de que deben ser madres, porque es su naturaleza, ya no es un argumento válido para este grupo de mujeres. La psicóloga Tania Rocha Sánchez, en la entrevista que le hizo Roberto Gutiérrez en la Gaceta UNAM, asegura que: “Y es que el deseo de ser madre no brota de repente, se construye a partir de los aspectos culturales, la historia específica, la subjetividad y la capacidad o habilidad con que se percibe cada mujer, y, por supuesto, del apoyo real con que cuenta para tal responsabilidad. Es decir, el instinto maternal no existe, aunque a muchas personas les cueste trabajo admitirlo”.
Maritza Durán de 39 años, comunicadora social periodista y especialista en gerencia estratégica, independiente, una mujer exitosa y con metas claras, asegura: “Es sensato, tener o no tener hijos, darse esa oportunidad,
dimensionar. Ser mamá es de tiempo completo. Es dejar de lado algunos
sueños, objetivos, si no es así, se debe pensar en aplazar cosas porque hay otras
prioridades. Cuando uno es
profesional, trabaja, tiene que hacer mil cosas, no es tan fácil. Es una
decisión sensata y es válida y aunque la percepción del núcleo familia se puede
desdibujar, la familia nuclear se transforma”. Tiene una niña de once años, por la que da su vida, pero también, por la que ha tenido que sacrificar muchas por las que soñó, antes de su llegada.
Parque Nacional. Bogotá 2009. Foto: Jaime Cortés. |
Las NoMo que conozco…
Estas son las voces de mujeres valientes, inteligentes, soñadoras que decidieron no ser mamás.
“En la adolescencia el discurso de la familia siempre estuvo encaminado a que me cuidara, para que no
tuviera hijos. Crecí con la idea de que tener hijos era malo y ser mamá era malo. Con el tiempo me centré en otros propósitos. Dejar calladas a las
personas que dicen que una mamá a los quince años se tira la vida. El gusto por los
animales comenzó. Los gatos para mi son hijos, porque tienen mi cariño, son
animales que también merecen oportunidades como si fueran hijos. No se dio la oportunidad, si Dios no lo ha permitido es por algo, Dios tiene otros propósitos para mí. A
este punto no importa los papás, el qué dirán. Qué tan pertinente es tener
ahora un hijo, con la situación actual en la que vivimos. A veces fluye el tema
hormonal, también da miedo, es un tema de salud, que el niño este bien y que yo
también este bien. Mi familia es mi pareja y mis gatos. Así como estoy, estoy
bien. Centrar mi atención a ese bebé, no sé si estaría dispuesta a eso”. Sonia
Torres, Doctora en periodismo. 35 años
“Comienzo por decir que no considero que la razón
fundamental para la existencia de la mujer sea la de fecundar su óvulo, a
partir de esta postura, he construido mi proyecto de vida en relación con varios
factores que he llamado mi ecosistema: el medio ambiente, la vida en este
planeta se acaba de manera acelerada y concebir hijos no ayuda a solucionar esta
situación, al contrario, aumenta y genera nuevas fuentes de contaminación y
residuos. La segunda es la mediana responsabilidad que he asumido mi vida, me
ha acercado a la inmensa responsabilidad que he asumido mi vida, me ha acercado
a la inmensa responsabilidad de por vida en cuanto a lo económico, emocional,
moral y luego de sumas y restas ni yo ni mis condiciones de vida ofrecemos esa
garantía. Con esto traer un hijo de manera directa implica limitaciones,
sufrimiento, y tragos amargos y no quiero promover esa situación para nadie y
mucho menos para mi hijo. Y tercera, obviamente las limitantes y renuncia al
estilo de vida que tengo y que además me gusta mucho”. Carmen Elvira Malaver
Bautista. Magíster en Educación. 34 Años.
“Hablar del tema de por qué no quiero tener hijos no siempre
es cómodo, ya que en nuestra cultura ser mujer significa procrear, es decir
tener hijos para realizarme completamente y no fracasar en el rol que desempeño
en esta sociedad. Para mí eso no es así, pienso que es cuestión de respeto,
pero en un país como el nuestro no es fácil, aquí el que no esté de acuerdo con
los ideales de los demás es juzgado y criticado.
Hace muchos años tomé la decisión, que es controversia para
muchos y apoyo para otros. Pienso y estoy segura de que no ser madre es lo
mejor que he podido hacer por mí, no quiero que otra vida dependa de mí y no
quiere decir que sea un ser irresponsable, porque afortunadamente soy una mujer
coherente y organizada con mis cosas y labores, porque así lo ven muchos. En algunos
momentos considero que no se trata de no tener un instinto maternal, porque soy
tía y a mis sobrinos los amo con todo mi corazón, sé que ese sentimiento no se
compara con el de sus madres, pero estoy en toda la capacidad de cuidarlos y
ayudarlos si necesitan de mí, de enseñarles lo que considero requieren para
sobrevivir en un mundo que cada vez está más patas arriba.
No ha sido fácil, incluso en algunas relaciones que tuve
siempre me preguntaban por qué tan radical y que me daría cuenta que con el tiempo
cambiaría de opinión, que cómo era posible pensar así, que si no me daba miedo
llegar a vieja (eso me parece gracioso), porque nada, ni nadie me aseguraba que
sí tenía o tuviera hijos fuera lo contrario, he conocido muchas personas no
solo mujeres, sino hombres también que no cuentan con el anhelado apoyo de sus
hijos. Siempre he pensado que ser madre va más allá de creer que solo para eso
estarán los hijos. De hecho, recuerdo mucho que alguna vez una mujer me dijo
que los hombres tienden a ser menos infieles cuando hay hijos en el matrimonio,
casi me desmayo, porque para mí la fidelidad es cuestión de respeto y amor.
Con respecto a mi familia, no fue fácil, pero tampoco
complicado que aceptarán mi decisión, aunque para mi mamá si fue un poco más
complejo, porque para ella uno de sus sueños era ser abuela de un hijo mío y no
solo de mis dos hermanos, pero bueno, con el paso del tiempo comprendieron que
mi prioridad no era ser madre, sino cumplir sueños y metas a nivel personal de
otra manera.
Creo que si tuviera hijos no hubiera podido lograr lo que he
alcanzado hasta el día de hoy, algunas personas dirán, pero está loca, hay
mujeres que con hijos han cumplido muchos objetivos, pero no es mi caso y
quiero que lo comprendan y respeten mi decisión, ya que siempre he dicho que es
mi cuerpo y mi decisión, no se trata de complacer a los demás, se trata de ser
feliz, de realizarme como mujer de otra manera, sin necesidad de pedir permiso
o la aprobación de los demás.
Respeto a las mujeres que son madres y consideran serlo en
algún momento de su vida. Lo único que pido es que sean seres maravillosos con
sus hijos, les brinden amor, les enseñen que la vida es maravillosa, que no hay
necesidad de pensar como los demás y puedan con todo lo que significa ser mamá”
Sonia Valderrama. 39 años. Comunicadora social, Especialista en Comunicación
Educativa y docente de un colegio público.
“Bueno mi decisión de no tener hijos se basa en varios factores:
El primero, la cuestión monetaria. Apenas estoy enfrentándome a la vida adulta, tratando de salir adelante y la parte monetaria se me hace muy difícil. Muchas cuentas por pagar, y pues incluir un hijo a eso sumaría un montón más. Creo que no me alcanzaría.
La segunda es el factor responsabilidad. No solo debo pensar en mi bienestar, sino en el de alguien más, pensar en que debo darle de comer. Que debo buscar quien lo cuide mientras trabajo para darle un mejor futuro. Y estando lejos sería aún más difícil.
Y el tercero, creo que quitaría parte de mi libertad. Ya no podría pensar en viajar sin tener que llevarlo, eso equivale más dinero. Que no puedo salir con amigos por el bebé. Muchos planes que se cancelarían hasta cierta edad.
El cuarto, creo que es miedo a enfrentar a alguien al mundo en el que estamos. Con tanta maldad, tanta injusticia, mucha gente tostada de la cabeza. No viviría tranquila. Y es claro que no podría mantenerlo encerrado para protegerlo” Ana María Socha. 32 años. International business management.
“Pienso que más que tenerlos o no, es ver el contexto en el
que estamos situadxs. Una sociedad violenta, agresiva, sin inteligencia
emocional, con niñx en su interior rotxs; Permeada por ese machismo, consumismo
e irrespeto con la vida. La inconsciencia colectiva pura. Pueden no ser bases
para una buena crianza, necesitamos algo fuera de lo común, que logre cambios
en la consciencia colectiva, que permitan potenciar 100% a un ser humano en sus
cualidades.
Tener metas a corto y largo plazo, hacen que tomar esta
decisión se contemple de una manera más responsable, en corto plazo no existe
forma de desear esto para mí. Viajar, estudiar, crear proyectos, trabajar este
“Yo inconsciente”, son cosas que llevan tiempo, necesitamos menos
distracciones, más en esta era de la información, donde la inmediatez se hace
tan presente, las distracciones son grandes, la lucha por evitarlas igual.
¿Cómo dar vida si adentro aun no vemos quiénes
somos? Respeto y admiro el “llamado”, el sentir natural de ser madre,
de mujer, donde tienes el don de crear y dar vida. Las madres son un templo
sagrado, tienen una conexión con su vientre, con su hijx para toda la vida. Es
realmente el milagro de la vida, una gran decisión que te debe cambiar. Pero
siento que antes de que “te cambie la vida unx hijx” debemos cambiar
quiénes somos, llenarnos para poder realmente dar algo bueno”. Lorena Osorio Sáenz. 27 años. Artista. Viajera.