No hablo de política. No la quiero entender. No me gusta. Pero hoy siento que no debo dejar este tema de lado, algo o ¿alguien?, me impulsa a escribir por primera vez, sobre lo que he evitado hacer durante muchos años.

***

Plaza Central de Bogotá. Foto de Sebastián Cortés.

Esta semana vi la película colombiana “Juanpis González, el presidente de la gente”, y aunque de partida sabía que era una comedia, una parodia a nuestra realidad, quería pensar que era pura ficción, nada de nada real, pero cuando comencé a verla, no pude dejar de pensar que entre líneas, es lo que pasa en el país, o en los países.

Alguna vez, en mi antiguo trabajo, un profesor me recomendó ver la serie estadounidense “House of Cards”, me aseguró que así era la política y que si quería entender cómo se manejaba un país, debía verla. Dejé pasar algunas semanas, tal vez meses, sin verla y luego no pude despegarme de esa serie. Estoy hablando de hace más de cuatro años.

Hoy se cruza, la comedia, el drama y la realidad; mi gran conclusión es que la política la manejan unos pocos, que el discurso que escucho desde que estaba en el colegio, es cierto: “el que tiene dinero, tiene el poder”.

Existen alianzas, “maletines” (cuentas bancarias nacionales y también internacionales) que llegan y se van, pasan de mano en mano, para que aprueben una ley, mientras el “pueblo” (todos nosotros), no sabemos por qué se niega una ley que parecía que nos beneficiaba y entonces, los medios de comunicación, el discurso confuso de los políticos, llega a nuestros oídos o a nuestros ojos y terminamos creyendo las mentiras que nos dicen.

Y luego, viene la pelea entre nosotros, (sí, como en los años cincuentas, donde mataban al que estaba vestido de azul o de rojo; y en esta época, cuando lo leíamos, nos parecía estúpido) por las redes sociales vienen y van insultos, argumentos, regaños, y es tan penoso cuando veo esta película o recuerdo esta serie, porque siento que nos matamos entre los que no tenemos el poder.

En la película de Juanpis, los que están de acuerdo con la revolución, con la marcha, con la idea de que saliendo a las calles podemos lograr el cambio, solo son personas que se dejan llevar por la emoción, por el sentimiento y no saben que están siendo manipulados. ¿Por qué me dio la sensación que esto es verdad? que todo lo que se hace en las calles, es solo una noticia más para llenar la parrilla de los noticieros y luego, años después, solo una consulta para la historia. ¿Por qué tengo la sensación, de que no logramos nada, que son los políticos, los que siguen decidiendo por el bien de ellos y no por los que marchan?

Las redes se convirtieron en el escenario donde cualquiera opina. Hace algunos años, eran comentarios sueltos en algún almuerzo familiar los domingos, o en algunas familias, como la mía, en donde no se hablaba del tema, era más interesante hablar de otras cosas que no tuvieran que ver con la economía o la política, y así crecí.

Cuando comencé mi carrera, obvio tenía que estar actualizada, ver noticias, opinar en clases, tener argumentos. Ahora me digo, si esto valió la pena. Si no estoy más tranquila pensando en lo que puedo lograr por mis medios, en mis sueños de viajar, leer y escribir, y entonces recuerdo a mis profesores diciéndome que todo lo que yo quiera hacer con mi vida, depende de las decisiones políticas de mi país.

Y sí, las propuestas que hagan sobre: la reforma agraria, la reforma de la salud, la reforma a la educación, la reforma pensional, la reforma de la reforma de la reforma, influyen en mi familia y en mí. Y vuelvo y digo “Pero, no puedo hacer nada”, además de opinar; dependo de los que pusieron en el poder (“pusieron”, porque ahora dudo que la democracia exista), me toca dejar en manos de ellos y ellas, así no me guste, el rumbo del país.

Espero que esto tenga salvación. Que las nuevas generaciones cambien este modo de operar. Quiero tener esperanza, aunque soy consciente que los hijos, las hijas, los nietos y nietas de estos políticos que no quieren dejar el poder, están ahí, esperando que les toque su turno y continúen con lo que lograron dejar sus padres y madres, abuelos o abuelas, para repetir la historia; y así es muy difícil cambiar el rumbo de un país.

Pero, no quiero dejar este texto en la montaña del pesimismo, es posible que la nueva generación que suba a las ramas políticas, no sea toda de familia tradicional, quizás, nos encontremos con gente que está en el poder y quiera, anhele y pueda cambiar algunas decisiones, algunas “maneras” de hacer política y logremos tener el país ideal, ese con equidad social, con paz, con cero corrupción, con buenas vías, con cuidado en la naturaleza, con excelente educación, en fin, con lo mínimo que pedimos para estar en un mejor lugar. Esperemos que esta utopía sea realidad y no un guion nuevo para una próxima película de Juanpis González.

Ficha técnica

“Juanpis González: El presidente de la gente” se estrenó el 28 de junio de 2024 en la plataforma: Netflix. Producida por: Dynamo y Riaño Producciones. Dirigida por Felipe Cano. La idea original es de Alejandro Riaño, quien fue el guionista, junto con Rocío Caro Villamil. Los actores y actrices principales fueron: Alejandro Riaño, Carolina Gaitán, Germán Jaramillo, Marcela Benjumea, Julián Caicedo, Yuri Vargas, Ramsés Ramos y Abelardo De La Espriella.

Es una muy buena producción. Tiene una excelente fotografía y me gustó la edición.

Aquí puedes ver el trailer.

***

También te puede gustar:

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *