El último libro que me leí en el mes de junio fue Juego de té de la escritora colombiana Marta Orrantia y hasta el momento, es el mejor que he leído este año.
Salió publicado este año y tuve el privilegio de encontrarme con la autora, quien además, fue mi profesora en la Maestría Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia.
Siempre le digo a mis estudiantes que las lecturas que hacemos, esas que nos hacen afirmar sin duda cuando finalizamos: “¡Me gustó mucho este libro!” – esas historias que mueven fibras, hacen que nuestras emociones salgan de ese baúl en donde a veces preferimos guardarlas- debemos tenerlas en cuenta para analizarlas con cuidado y descubrir cuáles fueron los elementos que realmente motivaron a la frase: ¡Me gustó mucho este libro! porque esos elementos debemos tenerlos presentes en nuestros textos, de esa manera aseguramos que nos guste lo que escribimos.
No sé si eso sea posible, si mis estudiantes – o todos los lectores – se dediquen a analizar ese texto que leyeron y que les gustó, porque finalmente, la lectura es un placer, no un bicho que se debe estudiar, pero para los escritores, es fundamental hacer ese ejercicio.
Fueron varios elementos con los que coincido en la historia con la narradora de Juego de té. Esta escritora que quiere contar la historia de sus mujeres, las mujeres de la historia de su familia. Este punto es importante para mi. Dejar memoria escrita de las mujeres que hacen parte de la familia, recordemos que durante siglos los protagonistas de la historia siempre fueron los hombres y si a caso, aparecía en los libros el nombre de su esposa y de sus hijas.
“Destaqué con resaltador rosa las partes donde creo que se dice algo importante, pero a estas alturas me pregunto qué es importante o para quién es importante lo que escribo” (pág351) aquí me desplomé, porque muchas veces he dicho esta frase – a mí manera – No se imaginan la sensación que me dio leer estas líneas. Creo que lo que escribo le sirve a alguien, quiero pensar, que no es en vano este trabajo, pero a veces surge esa duda: ¿es importante lo que escribo?
“Escribo y escribo y escribo y luego borro y borro y borro y siento que mi novela es una banda sin fin sobre la que me empeño en correr como un hámster atolondrado” (Pág. 176) No tengo nada que argumentar en esta frase, solo puedo decir: es cierto, todo es cierto.
La narradora dejó de ser profesora y periodista, se fue del país y su proyecto es escribir la vida de Dolores, María Antonia, Isabel y Tona, solo tiene la memoria de su amiga Teresa, quien es la que motiva a escribir sobre estas mujeres porque hace parte del árbol genealógico de esta familia, de su tío y de algunas cartas de algunos personajes de la historia que están en el archivo de Bogotá, ese es el único material que la acompaña para poder darle vida a estas mujeres y como es tan poco, se siente frustrada, aunque no desfallece, el fantasma de estas mujeres la acompañan para que la historia la conozcamos los lectores de Juego de té.
Por momentos siento que no tengo toda la información suficiente para finalizar mi novela y al igual que la narradora, busco alternativas para lograr salir de ese hueco. Es difícil salir de nuestra vida cotidiana, apartarnos de lo que estamos viviendo y sintiendo mientras escribimos algo. Yo creo que en todos mis escritos, tanto en la página, como en mi primera novela publicada, Fuimos extrañas, y en la que estoy escribiendo actualmente, dejó algo de mi, de lo que me rodea: política, cultura, música, incluso en la literatura que estoy leyendo; y sentí que en Juego de té, le sucedió lo mismo a Marta Orrantia.
Tres cosas personales que hicieron que este libro fuera mi preferido en lo que va del año:
- Me identifiqué con la narradora, fue mi personaje preferido en esta historia.
- Amé cada mujer de la historia.
- Piro es el personaje más hermoso de la historia.
Tengo muchas cosas más para decir de este libro, talvez en un video en Tik Tok logre hablar de más detalles de la historia. Por ahora, solo les recomiendo que lean este libro. Estoy segura que les va a gustar.