En el 2014 Daniel Rocha y Maritza Durán, tuvieron la idea de crear un producto que acercara a las personas al proceso de investigación en el que habían participado de una forma creativa. Los productos de investigación por lo general son artículos para revistas indexadas, presentación de ponencias, libros, entre otros. En esa oportunidad se estaban trabajando tres proyectos con la Gobernación de Cundinamarca y al presentar la propuesta, llamó mucho la atención que dijeran que sería interesante realizar cuentos, en donde no solo se contara el proceso que llevó al resultado de la investigación, sino que fuera una manera también de que quedara la sensibilización para la gente.
Así fue como entré a trabajar en este proyecto. Durante varios meses estuve recorriendo varios lugares de Cundinamarca, acompañando a los investigadores a visitar las veredas y pueblos en donde se estaba ejecutando las iniciativas. Conocí muchas personas mientras me iban explicando todo el proceso. Leía sobre agricultura y robótica, me entrevisté con todos los investigadores, tanto los que lideraban el proceso, como los que trabajaban directamente con la población. Conocí lugares como Cucunubá y Pasca, lugares que si no hubiera sido por este proyecto, seguramente jamás abría ido, porque para mí no eran tan conocidos y quedé sorprendida de lo hermosos que son, y la gente cálida me recibía con cariño.
Después de escuchar las grabaciones, revisar las notas que iba construyendo a medida que hablaba con la gente, leer artículos que me sugerían los investigadores, comencé con la construcción de las historias. Debían ser cuentos cortos, aunque la historia fuera de ficción, debía dejar claro el proceso de la investigación y los resultados.
Uno de los personajes ya era reconocido por todos, Juan, quien representaba al lugar donde trabajaba (Parque Científico de Innovación Social UNIMINUTO) este joven si o si, debía aparecer en las historias. Los demás los fui construyendo con todo lo que me contaban las personas que conocí en cada uno de los lugares, algunos, incluso, eran mis propios compañeros de trabajo. Después que se construyeron las historias, pasaban a revisión por parte de los directores de cada proyecto, ellos me hacían sugerencias sobre ciertos términos y me contaban más cosas para que la historia quedara bien construida, luego pasaba a revisión del corrector de estilo, que en este caso, también fue el ilustrador, Juan Carlos Buitrago, un gran profesional y creativo, luego pasaba por la lectura juiciosa de mis editores: Maritza y Daniel y finalmente Maritza lo pasaba a dos pares evaluadores, quienes debían ser expertos en los temas que traté en los cuentos. Después de esa aprobación comenzaba el diseño y la diagramación, el encargado fue Ricardo Molina, quien además, escogió el tipo de papel y la tapa dura y finalmente a impresión.
Fueron tres cuentos, (Los pueden descargar sin costo alguno):
Aprendiendo sobre la variedad de cultivos
Lo más lindo del resultado, no fue el lanzamiento de los cuentos en la Feria del Libro el 28 de abril del 2016, lo mejor, fue cuando las comunidades que hicieron parte del proyecto de investigación querían llevarse los cuentos, me hacían preguntas, se tomaban fotografías conmigo para llevarse el recuerdo. Fueron los primeros libros en agotarse. Eso nos demostró que las narraciones creativas como productos de investigación son más cercanas al público y a la población en donde se trabajó. Se pueden hacer igual de profesionales, con el rigor académico, pero con la creatividad suficiente para que la gente se entere en un lenguaje amigable sobre la investigación que se realizó.
No solo los cuentos fueron productos innovadores y creativos, también el tema audiovisual tiene mucha cabida en esta línea narrativa. Cuando me invitaron a participar en la investigación liderada por el doctor Álvaro Velandia, junto al doctor Jorge Maldonado, llamada: Narrativas para la reconstrucción de la memoria del conflicto armado en Colombia en colaboración con la Fuerza Pública, se logró presentar resultados innovadores como fotografías, documentales, crónicas de personaje, crónicas de lugar, Microrrelatos, Podcast y por supuesto un artículo académico publicado en revista indexada. Aquí pueden ver algunos de los productos que se lograron.
Actualmente, estoy apoyando una investigación sobre accesibilidad y hago parte del semillero como egresada de la Especialización en Comunicación Educativa. Aquí estoy trabajando en una página web, publicando todos los avances de la investigación y como el tema central es accesibilidad, estoy aprendiendo mucho. Aquí pueden ver la página Este es uno de los puntos interesantes, aunque no sea uno experto en la temática de las investigaciones, se aprende muchísimo.
Realizar y presentar los productos de investigación, puede ser un trabajo agotador, pero vale la pena, sin embargo, debo ser sincera con respecto al uso de los procesos administrativos en las instituciones educativas donde trabajé, son desgastantes. Recuerdo que no contábamos con la totalidad de la información sobre todo en el tema de presupuesto, aunque se pasaba con todos los requerimientos de la investigación y éste era aprobado, los investigadores desconocíamos cómo lo ejecutaban, en el proyecto para presentarnos se pedían algunas cosas para poder realizar la investigación, pero al hacer las solicitudes se negaban, ocurría por ejemplo con cosas como pagos de ponencias, pasajes y viáticos para ir a representar a la institución, con solicitudes de transporte o refrigerios, cosas tan básicas, que no son grandes cantidades de dinero y sin embargo, había problema para la entrega. Ni qué decir de los eventos que uno quería realizar para socializar el trabajo, por ejemplo, invitar expertos y pagarles, eso era un trámite desgastante, pueden creer que las instituciones manejan tarifas para el pago y no contemplan la experiencia del invitado, sino los títulos académicos, eso es imposible de aceptar. Otro pero que me encontré durante esta experiencia como investigadora, fue la exposición de fotografías, aunque estaba solicitado en el presupuesto y supuestamente, estaba aprobado, no logramos exponerlas como se tenía pensado y tuvimos que realizar todo desde lo digital, perdiendo la sensibilidad que queríamos transmitir con ese evento. Ni qué decir de las publicaciones, se aprueba un libro impreso y finalmente no se logra publicar, la solución, súbalo a la plataforma digital y desde ahí se puede decir que ya está publicado. O cuando se logra aprobar la publicación, el libro se tiene en las manos, con suerte, un año después de la ejecución de la investigación.
La parte administrativa tiene sus argumentos, el asunto es que no socializan lo que podemos proponer desde antes del proyecto. Si nos dicen que aprueban el presupuesto, nosotros pensamos que todo lo que pedimos está aprobado, así que sería bueno que desde un principio nos dijeran qué se aprobó y que no del presupuesto que presentamos, así sería menos desgastante.
Los investigadores, somos docentes, personas que se dedican no solo a ejecutar ese proyecto, también dictamos clases y tenemos otras responsabilidades dentro de la institución, el tema administrativo no debería ser asunto de nosotros, quienes deberían trabajar en ello y acompañarnos en ese proceso sería los asistentes administrativos y lo ideal es que estén contratados solo para esa labor, ellos deberían hacer los recibos de caja menor, conseguir los papeles que se requieren para que se le pague al invitado del evento, hacer el proceso necesario para tener el dinero de transporte y refrigerio y tantas otras cosas que hacen que esto de la investigación sea horrible y que los docentes estemos cada vez menos motivados a realizarla.
Comencé con la investigación desde que era estudiante de la universidad y me gustó, por el trabajo con la gente, por la construcción de productos interesantes que le sirvieran tanto a los académicos como a las comunidades, pero ese tema administrativo, hace que cada día me motive menos a presentar proyectos y desafortunadamente no soy la única que se queja de este tema, son muchos docentes que están pasando por esta misma situación. Lo ideal es que continúenos innovando y creando narraciones que permitan que la investigación llegue a más personas, esperemos que en un futuro sea así.