Siempre me ha gustado leer. Leía uno o dos libros en el año y eso era suficiente, casi siempre me los prestaba mis tías o los pedía en la biblioteca del colegio. Pero en el 2015 comencé a ponerme como reto leer más de dos libros al año. Aquí les cuento qué pienso ahora de estos retos de lectura.

El 2015 fue un año bonito, lo recuerdo porque además de leer catorce libros, tuve la oportunidad de conocer estudiantes que me motivaron a ir más allá de las clases. Como docente debía leer, preparar clases, traer ejemplos claros y enamorar a mis pupilos a que leyeran. Ellos hicieron que pensara que era momento de publicar. Y aunque no fue una acción inmediata, porque fue años después que logré publicar mi primera novela, aun recuerdo la motivación de aquel grupo de estudiantes de Comunicación Social Periodismo.
El siguiente año me propuse leer más de catorce libros, leí dieciséis y publiqué una crónica en un libro que fue un reto personal y académico. Ese año, tuve la misma dinámica que el anterior, leer historias que le aportaran a mis clases.
El 2017 bajé mi récord, leí once libros y en el 2018 solo cinco, aunque las historias tenían más de quinientas páginas.
En el 2019 volví a subir, trece libros y en el 2020, año de pandemia, leí dieciséis. El 2021 volví a bajar a once libros en el año. El 2022 sobre pasé mi récord, veinticinco historias y el 2023, treinta y uno. Finalmente en el 2024 cuarenta y seis libros leídos (Y publiqué mi primera novela).
¿Cómo logré leer tantos libros?
Me gusta leer. Me conecto con las palabras, con los personajes, con los ambientes que me transportan y hacen que me sienta allí. Claro que leí historias complejas, que no siempre me hacían conectar inmediatamente, pero de las que me quedé con lo mejor.
Los libros los compraba en librerías o en línea. No hice uso del préstamo de las bibliotecas públicas y me parece una buena opción. Pedí libros de navidad o de cumpleaños. Es fácil regalarme algo, solo pido libros, lo difícil es que sepan cuáles libros ya leí para que no compren el que ya tengo. Entonces, finalizar un libro y tener el próximo a la mano, me permitía salir de una historia y meterme en otra casi inmediatamente.
Tengo momentos de lectura que se convirtieron en rutinas que nadie en casa altera. Por ejemplo, antes de dormir, intento leer diez páginas. Mientras voy en el transporte público, leo hasta llegar a mi destino. Cuando estoy almorzando sola, leo. Cuando espero a alguien, leo. Siempre me acompaña un libro en mi bolso.
¿Es importante cumplir retos de lectura?
No es importante, es divertido. Es un logro personal que nos permite conocer muchas más historias, muchos más personajes. A mí me complementa mi discurso como docente.
Este año no me propuse superar los cuarenta y seis libros leídos el año pasado. Porque debo confesar que estuve obsesionada, incluso, sentí que me estaba dando ansiedad, quería terminar rápido el libro para comenzar otro y aunque tengo claro qué fue lo que leí, siento que muchas historias no las disfruté tanto.
Así que este año me propuse comenzar a disfrutar de las lecturas extensas. Esos libros que tienen más de quinientas páginas que había dejado de últimas en la fila de lecturas. Comenzaré con ellos y luego sí, leeré las historias más cortas.
Se convirtió en una obsesión entrar a una librería y comprar libros para tener qué leer inmediatamente, este año, agradezco los regalos, yo intentaré no comprar (ya pasó un mes y no compré ningún libro) Cuando finalice mi lista de leídos comprados, pasaré a las bibliotecas públicas y comenzaré mis lecturas por este medio. Les contaré cómo me va.
Sé que en muchos videos aparecen personas diciendo que en la semana o en el mes o en el año se han leído una cantidad importante de libros, (incluso yo lo acabo de escribir en las primeras líneas de este texto) y a veces, uno no se siente bien por lo poco que ha leído. No se dejen afectar por eso, cada persona tiene su ritmo, lo importante es que lean y que disfruten lo que están leyendo, eso sí debería ser el reto de lectura.
¡Nos estamos leyendo!