Nos inscribimos para caminar el cerro de Guadalupe Aguanoso el pasado domingo y cuando bajamos, quise entrar a conocer el Cerro de Guadalupe. Es increíble que viviendo en Bogotá no haya conocido estos lugares que nos regala la ciudad. Hoy les cuento cómo fue mi experiencia.

Diana al lado de la Estatua de la Virgen Inmaculada en el Cerro de Guadalupe. Agosto 2025
Diana al lado de la Estatua de la Virgen Inmaculada en el Cerro de Guadalupe. Agosto 2025

El cielo tenía pocas nubes, eran las seis de la mañana de un domingo frío y la emoción de conocer un lugar en Bogotá aumentaba mi ansiedad, esa que me suele dar cuando me acerco a algo desconocido porque me genera muchas dudas: ¿Me gustará?, ¿Podré lograr subir?, ¿Será como lo cuentan en los blogs que leí o en los artículos en medios digitales?

Llegamos por la circunvalar y luego por la vía Choachí desviamos al Cerro de Guadalupe. Dejamos el carro sobre la avenida y subimos sin mucho afán, llegamos antes de la hora programada en la página del Acueducto de Bogotá 7:30 a.m.

A la izquierda estaban los jóvenes de abrigos naranjas esperando que hiciéramos la confirmación del registro para subir al Camino Guadalupe – Aguanoso, a mano derecha, estaba la puerta de hierro que nos invitaba a subir al Santuario de la Virgen Señora de Guadalupe.

El recorrido

“El camino Guadalupe – Aguanoso está localizado en la Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá, en las localidades de Santa Fe y San Cristóbal, dentro de 4 predios de la EAAB – ESP con un área total de 1.177 hectáreas” según lo escribe la página del Acueducto de Bogotá.

Nosotros nos inscribimos solo hasta el Bosque de pinos, así que el recorrido no fue muy extenso. El paisaje estuvo lleno de árboles inmensos, buena señalización y un piso acolchonado por hojas secas. El sonido de los pájaros y el olor a pino nos acompañó en todo el trayecto.

La subida fue suave. Había espacio suficiente para caminar y detenerse a contemplar la vista de la ciudad, las flores y en general la naturaleza. Ha sido uno de los trayectos más cómodos que he realizado este año.

Nos explicaban que había otro tramo, uno o dos kilómetros más de recorrido, pero como teníamos la inscripción solo en el bosque de pinos, no nos dejaron cruzar, así que tan pronto bajé el cerro, busqué la página web del Acueducto y me inscribí para el siguiente recorrido: Cumbre Cerro Aguanoso.

Vista en la Estatua de la Virgen Inmaculada en el Cerro de Guadalupe. Agosto 2025
Vista en la Estatua de la Virgen Inmaculada en el Cerro de Guadalupe. Agosto 2025

¿Guadalupe o Inmaculada?

Según la página Visita Bogotá, “Hace más de 400 años los españoles plantaron una cruz en este cerro como símbolo de protección de toda la ciudad, posteriormente se inició la construcción del santuario, trabajo que duró aproximadamente 100 años con la ayuda de los presos”.

Asegura la redacción de la página Visita Bogotá que la primera construcción fue en el año 1656, “la pequeña capilla fue destruida en los terremotos ocurridos el 13 de octubre de 1743, el 15 de julio de 1785 y el 17 de junio de 1826, luego fue reconstruida en el gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera y afectada nuevamente por el terremoto del 31 de agosto de 1917, después de este último, permaneció destruida durante varias décadas. En 1967 el sacerdote Luis Jiménez construyó la carretera que comunica hasta el cerro”.

En 1946 fue llevada la estatua en la cima del cerro, obra del escultor Gustavo Arcila Uribe, que corresponde a la Virgen de la Inmaculada Concepción, patrona de la Arquidiócesis de Bogotá. Según la página de Bogotá: “Cuando los españoles llegaron por primera vez, hace casi 500 años, lo bautizaron como Cerro de Guadalupe en honor a la Virgen de Guadalupe de Badajoz”, por eso el nombre del lugar.

Vista en la Estatua de la Virgen Inmaculada en el Cerro de Guadalupe a Monserrate. Agosto 2025
Vista en la Estatua de la Virgen Inmaculada en el Cerro de Guadalupe a Monserrate. Agosto 2025

Santuario de la Virgen de Guadalupe

Mientras cruzaba la puerta de hierro y veía algunas familias subir un tramo pensaba en lo ilógico que suena que sea bogotana y hasta ahora conozca ese lugar. Es seguro que no conozco al cien por ciento la ciudad, pero me sentí un poco culpable por no haber subido antes al Santuario.

La capilla es pequeña. Llegamos cuando comenzaba la misa, el sacerdote hizo una broma por el frío que hacía, y fui consciente del viento helado que golpeaba mi cara. Caminé por el sendero que dejaba ver una Bogotá verde, a lo lejos el Cerro de Monserrate y los edificios del centro de la ciudad.

Hay un espacio para comer y comprar algunas artesanías y dulces típicos de la ciudad. Algunos ciclistas subían cansados y otros se tomaban fotografías, inmortalizando el logro de haber subido la montaña. Con sus quince metros de altura la estatua se puede ver en diferentes ángulos del lugar.

El ruido de la ciudad no se siente, somos espectadores privilegiados desde el cerro. Es un lugar que invita a contemplar Bogotá desde otro ángulo. No es necesario que seas devota de la Virgen, ni tampoco que practiques el senderismo o montes bicicleta como experta para subir al cerro, es suficiente con que quieras conocer un lugar más en Bogotá y querer contemplar la ciudad desde otra perspectiva.

Chequeado un lugar más en el lugar donde nací. ¿Te animas a subir el Santuario de la Virgen?

¡Nos estamos leyendo!

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