De él tengo varios recuerdos. Cuadrar su horario para que no interfiera con su trabajo, sabíamos que era importante que él compartiera su experiencia con los estudiantes, pero no solo para que les explicara su técnica o los temas básicos de la fotografía, sino por su discurso social, porque las personas y la vida eran importantes para él. Los estudiantes semestre a semestre se inscribían en la electiva que él dictaba y el cupo casi siempre se llenaba primero que las demás. Quienes tuvieron clase con él, me contaban lo excelente persona que era, su forma de ser permitió que muchos amaran la fotografía, sin creerse fotógrafos profesionales.
Una compañera de trabajo un día me dijo que a ella no le daba pena decir que era el profesor favorito y que lo amaba, entre sonrisas y un poco de sonrojo en la cara, me explicó que el profe Héctor, hacía cursos gratuitos de fotografía en barrios vulnerables, incluso, recuerdo que en uno de los espacios de la Universidad, una fotografía del profe, en donde estaba una mujer mayor manipulando una cámara, estaba adornando la pared blanca del lugar.
No solo nosotros nos sentíamos orgullosos de los premios que había ganado por su trabajo, los estudiantes sabían que él era uno de los mejores reporteros gráficos que ha tenido Colombia. En uno de los eventos de premiación lo felicité con un abrazo y le dije que me sentía muy orgullosa de su trabajo, él con la sencillez que lo caracterizaba, solo me dijo: “gracias profe” y me presentó a su esposa, quien estaba embarazada de Guadalupe, y a su hijo mayor Jacobo, también los felicité y me dijo que el premio era por ellos y para ellos, quienes le tenían mucha paciencia, porque debía ausentarse mucho, además, que eran los primeros que veían sus fotografías, sus críticos más importantes, si a ellos no les gustaba una foto, no la publicaba. Fue una charla corta, pero llena de emoción. Su esposa me comentaba que ella no entendía cómo Héctor Fabio estaba justo en el lugar y el momento indicado, contó sobre una foto en donde cruzaba justo un ave, la fotografía es maravillosa y me gustó mucho que me la hubiera compartido. Esa fue la última vez que lo vi.
En redes sociales yo soy su más fiel seguidora. Él sabía que yo amaba sus fotografías y que yo era solo una aficionada a este arte, sin embargo, en muchas de mis fotos tenía el “me gusta” de Héctor Fabio y eso para mi, era un motivo de orgullo. Si revisan su Instagram, encontrarán una maravilla de fotos, es un lugar donde uno puede identificar qué era lo que más le gustaba fotografiar, además del tema social de nuestro país. Mis favoritas son las de Guadalupe y Jacobo, pero sin duda, amo las de la luna.
Sé que todos vamos a morir. Intento entender este momento de la vida. Pero me es difícil aceptar que gente bonita ya no este con nosotros, compartiendo su talento, su risa, su calidez humana. Lamento mucho que el tiempo del profe Héctor Fabio haya terminado tan pronto, estoy segura que hacían falta muchas más fotografías por tomar, lo cierto es que ha contado parte de la historia de nuestro país y prometo que por mi parte, no será olvidado su trabajo.
Hasta siempre profe…
Muy lindo el mensaje detrás de esas líneas