La primera vez que vi a Ricardo Silva Romero fue en una clase, en el 2013, era el invitado al Seminario que dirigía el escritor y docente, Juan Diego Mejía en la Maestría de Escrituras Creativas. Me hice al fondo del salón, casi invisible, no había leído el libro: Érase una Vez Colombia, una novela dividida en dos relatos, Comedia romántica y El Espantapájaros. Estuve perdida toda la charla. El autor de la novela era serio y lo sentí lejano, por supuesto no era su culpa, se debía a mi fatal distribución del tiempo. Ni siquiera compré la novela, no leí la reseña ni los comentarios en internet, me porté como todos los estudiantes que juzgo cuando llegan a mi clase sin tener la lectura o el ejercicio realizado.
Ese episodio pasó, pero cada vez que iba a una librería me cruzaba con alguna obra suya. No me atrevía a tomarla en mis manos, supongo que por vergüenza con este autor que seguía siendo desconocido en sus letras, pero que había tenido el privilegio de verlo y escucharlo personalmente; hasta que me encontré con sus letras en la columna de opinión que escribe todos los jueves desde el 2002 en el diario El Tiempo. Muchas fueron leídas y analizadas en mis clases. Los estudiantes que veían Crónica y Opinión conmigo, sabían que este autor lo debían leer obligatoriamente. Ese estilo poético, contundente, sarcástico, me atrapa y creo que a más de un estudiante le quedó gustando su manera de relatar el país, porque siguen leyéndolo.
Después de decidir darle una pausa a la docencia y dedicarme por fin a una de las cosas que más me apasiona, comencé a seguir algunos escritores y escritoras en Instagram, para actualizar un poco mi biblioteca y también, era una nueva forma de enterarme de sus últimas obras, de eventos literarios y demás. Allí volví a ver esa cara seria, intelectual, con la mirada escondida en sus lentes y comencé a seguirlo por esta red social. Compré algunas de sus obras y ahora hacen parte de la lista de libros por leer este año. Una mañana, pasando las últimas publicaciones de mis amigos, me enteré que una de sus obras se convertiría en película, gracias al reconocido director y amigo en común de Ricardo y mío, Gabriel González (director, guionista y productor de la película Estrella del Sur). En una de mis visitas a la librería, Autogol brilló como ninguna otra y la compré. Tan pronto finalicé Violeta de Isabel Allende, comencé a conocer la narrativa literaria de Ricardo después de tantos años, tomando el primer lugar de escritores preferidos.
El sábado 24 de septiembre, a las 10:00 a.m. tenía una cita con Ricardo Silva Romero en Compensar de la av. 68, en Bogotá. Él no sabía que los dos nos íbamos a ver, él no tenía ni idea de mi historia con él. Yo no solo iba a tener la oportunidad de escucharlo, junto a otros maravillosos escritores, sino que podría contarle, muy resumido, todo lo que les acabo de escribir en estas líneas.
Letras en Voz Alta
“Un espacio que busca reflexionar y reconocer el aporte de quienes han enriquecido la literatura colombiana en diversos géneros y su legado en la construcción cultural del país. 12 escritores nacionales se han dado cita en Compensar, con el apoyo de El Espectador y el grupo editorial Pengüin Random House”. Letras en Voz Alta, me parece un título bellísimo, que encierra esos encuentros entre los lectores y sus escritores, donde no explican sus obras, sino que es un espacio anecdótico, en el que descubrimos mucho más allá de lo leído. Dónde empezó todo, las personas que los acompañan en la construcción de la idea, esos ritos o manías que tienen antes y después de escribir sus obras. Es un espacio, casi íntimo con el y la creadora de esa historia que ya se leyó o se interpretó. Es un momento de aprendizaje mutuo.
A los dos primeros encuentros no pude asistir por temas logísticos, me equivoqué de sede y no alcancé a llegar a ninguno de los dos. El primer encuentro, titulado “Colombia en sus plumas” moderado por Camilo Hoyos, escritoras invitadas, Piedad Bonnett, Irene Vasco y el escritor Javier Osuna. Aquí me perdí de la intervención de Bonnett, una de mis escritoras preferidas. El segundo encuentro lo titularon: “Escritura contemporánea colombiana” moderado por Alejandra Jaramillo, la escritora invitada fue Catalina Lobo-Guerrero y los escritores Andrés Obando y Simón Posada. El cuarto y último encuentro se llevará a cabo el próximo 1 de octubre y tendrá como invitados a Juan Gabriel Vásquez, Juan Esteban Constaín y la maravillosa Pilar Quintana. Esta titulado: “Palabras premiadas” moderado por el periodista Élber Gutiérrez.
El tercer encuentro: “La familia como protagonista de historias”, estuvo moderado también por el periodista Élber Gutiérrez y la escritora invitada fue Catalina Navas, los escritores fueron, el ya nombrado Ricardo Silva Romero y el genial Héctor Abad Faciolince.
Llegué a tiempo a mi cita. Mi silla estaba en todo el centro del auditorio. Cuando entraron y se acomodaron en su lugar, sentí una emoción como cuando logras algo que parecía casi imposible, como cuando te regalan lo que tanto deseabas, sí, así, muy feliz. Mis manos aplaudían, sonreía y mi corazón latía fuerte, luego, salí de mi estado casi automáticamente y tomé el celular para registrar este momento.
La conversación la condujo fielmente al título el periodista Élber y comenzó presentando a Catalina, Ricardo y Héctor. La primera pregunta la lanzó para Ricardo, quien recordó que Historia Oficial del Amor es una novela dedicada a su familia, también contó que las entrevistas a toda la familia fueron fundamentales para la investigación, horas de grabaciones, revisión de fotografías, que aun no devuelve a sus dueños, archivos de prensa, son algunos recursos que utilizó para poder escribir esta historia publicada en el 2015. Aseguró en la conversación, que su madre se asombró que todo lo que había escrito en el libro fuera verdad. También comentó sobre la participación de su padre en la construcción de El Libro de La Envidia.
Creo que siempre hay una historia de familia que se pueda contar, ellos son la primera materia prima para escribir, pero coincido con los tres escritores cuando aseguran que los primeros lectores deben ser ellos, antes de salir publicado, no solo porque se está publicando su vida, sino porque son ellos quienes ayudan también a recordar mucha más información que puede ser importante dentro de la historia.
La relación de la política, la violencia y otros temas sociales que son el diario de nuestro país, no pueden estar alejados de las historias de familia, de una u otra manera se conectan con su propia realidad y con la de muchas familias en Colombia. Los tres autores comentaron que aunque algunas de sus obras son ficcionales, era inevitable no hablar de estos temas porque tocaron la puerta de su familia.
Por último hablaron de la importancia del lector. Héctor Abad habló del reflejo, “los lectores conversan con sus propias historias al leer un libro”, Catalina por su parte aseguró que “Los lectores son creadores” y Ricardo dice que: “se hacen libros para que se usen, para que sirvan”, los tres coincidieron en que muchos lectores los han abordado diciendo que se sienten identificados o con un personaje o con una situación y otros, que aunque no se sientan identificados, se conmueven con las historias, porque sienten que puede pasarle a cualquier conocido, incluso ellos no están exceptos de ser atrapados por alguno de esos hechos.
Después de los aplausos y el agradecimiento a los escritores por su tiempo, salimos a comprar sus obras y en fila, muy juiciosos, esperamos pacientemente poder tener ese mini encuentro con nuestros autores. Logré agradecerle a Héctor Abad por el tiempo para firmarme El Olvido que Seremos y llegó mi momento más esperado, Ricardo me saludó tomando mi mano, le pasé los tres libros para la firma y me disculpé porque sabía que estaba agotado de firmar, tomarse fotografías y escucharnos decir la admiración que sentíamos por él y sus libros. Muy tranquilo me dijo que él estaba muy agradecido porque estuviéramos allí y por haber esperado pacientemente el turno. Guardé los libros y nos tomamos la foto. Cuando me fui, revisé el celular y me di cuenta que no me tomé la foto como todos lo estaban haciendo, con el libro en la mano; subí mi historia en Instagram con la foto en donde estábamos él y yo y escribí: “¿Y el libro que me firmó? Los nervios no me dejaron actuar con coherencia. Qué felicidad conversar con mi escritor favorito! Gracias por tu tiempo @RicardoSilvaRomero” y a los pocos minutos mi historia estaba en su historia. Este gesto puede interpretarse de muchas maneras para los expertos en redes sociales, en egos, en lo que quieran, pero yo solo pensé en lo sencillo que es este hombre y en la coherencia de sus palabras, él escribe para sus lectores y como lo dijo en la charla, las redes sociales son una manera también de motivar a la gente a seguir leyendo, y yo estoy totalmente de acuerdo con él.
Así que los y las invito a que lean a Ricardo Silva Romero, si ya lo han hecho, no se pueden perder la nueva novela que saldrá muy pronto, es la secuela de Cómo Perderlo Todo y trata de la misma familia viviendo la pandemia del 2020.