Familia 2019

Llevaba planeando el viaje con mi familia casi un año. Todo empezó en una reunión casual, con un poco de vinos en la cabeza y el Grupo Niche de fondo, se nos ocurrió hacer un recorrido por Estados Unidos, algo parecido a lo que hicimos en el 2017, pero esta vez todos haríamos el mismo plan.

Hace dos años, nuestra idea era visitar a mi hermana menor, Ana María, y de paso cumpliríamos con el regalo que nos había pedido mi hijo Sebastián, celebrar su cumpleaños en Universal Studios.
Todo lo hicimos por separado. Mis papás y mi hermana la del medio, Nury, junto con su familia viajarían un día después que nosotros, llegaría a Fort Lauderdale. 
En nuestro itinerario decidimos llegar primero a Nueva York el 27 de diciembre. Luego conocimos: New Jersey, Boston, Pensilvania, Philadelphia, JacksonVille, Tampa, Cocoa Beach, Weston y Miami. Mis papás y mis hermanas por su lado hicieron también un recorrido, mucho más pequeño, pero finalmente, la intención era la misma, conocer.
Por supuesto el recorrido fue en carro y la verdad fue una experiencia envidiable, tanto, que esa misma dinámica, quería repetirla mi papá, quien tomó el liderazgo en ese momento para que lo pudiéramos cumplir todos este año.

Se hizo un presupuesto, con diferentes opciones; ¿Qué salía más económico y pertinente para todos? Pero también, ¿Qué queríamos conocer?

Hablamos de pasar por: Nueva York, Washington, Cataratas del Niágara, Boston, Atlanta y Fort Lauderdale. Después de revisar el presupuesto y el tiempo, tomamos la decisión de ir solamente a: Nueva York, Washington, Cataratas del Niagara y Fort Lauderdale, con llegada al aeropuerto de Miami, ya que según nuestra cotización salía más económico llegar allí. En lo posible intentar mirar lo que estaba en el camino, bajarnos, comer algo y tomarnos una foto.

Movilidad 

Se habló de alquilar una casa rodante y así conocer mucho más sin necesidad de pagar noches en hoteles. Esta fue descartada, estamos hablando de 12 personas en un solo carro compartiendo un solo baño y un espacio reducido. Además, en las ciudades no dejan entrar este tipo de carros, así que la logística era bastante compleja.

La movilidad era importante, si queríamos llegar rápido y conocer muchos lugares, la mejor opción era el avión, pero salía más costoso y teníamos que pensar en la movilidad dentro de las ciudades, aquí lo mejor era movernos en el transporte público, para eso, era necesario comprar una tarjeta (cada uno) y cargarla según el tiempo que estuviéramos en el lugar, estamos hablando de seis mil pesos por pasaje, aproximadamente.

El tren también era una buena idea, para ir de Nueva york a Washington y al igual que en el avión, movilizarnos en la ciudad en transporte público. Esta la descartamos porque el pasaje en tren se salía del presupuesto.

La opción más viable era alquilar una van. La camioneta contaba con 12 puestos, perfecta para toda la familia. Haríamos el recorrido por las ciudades y nos turnaríamos la manejada. Todos conoceríamos lo mismo y compartiríamos en familia. Esta fue la mejor decisión.



Recorrido

Llegamos al aeropuerto El Dorado a las seis de la tarde, el vuelo estaba programado para salir a las 9:00 p.m. Todos estábamos emocionados. No me siento cómoda en ningún aeropuerto, sin embargo, este plan de viajar todos, me tenía tranquila y deseaba pasar desapercibida a las miradas culposas de los vigilantes y los guardias de seguridad, es su trabajo, pero las odio.

Después de que revisaran pasaportes, tiquetes aéreos y nuestras maletas de mano, nos tomamos un delicioso café colombiano, como despedida por unos días de mi país.
En el avión la emoción estaba presente en los ojos vidriosos de todos, sonreímos y lo entendimos sin preguntar, estábamos comenzando nuestra travesía familiar.

Pisamos tierras estadounidenses más o menos a las dos de la mañana. Llegamos a unos módulos, pusimos los pasaportes uno a uno, tomaron las huellas, una fotografía y listo, se imprimió un documento pequeño y nos ubicaron en una fila antes de revisar el documento. Y así ingresamos al aeropuerto de Miami. Sin traumas, sin miradas de desconfianza, sin requisas tediosas, así no más, ya estábamos listos para recoger nuestras maletas y subirnos a un metro que nos llevaría al lugar donde retiraríamos la van. Esto me quitó todo el trauma que me habían generado durante años los aeropuertos. Debo agradecer a los avances tecnológicos.

El encuentro con mi hermana fue emotivo. Somos muy emocionales y pues llevábamos muchos meses sin darle un abrazo, aunque diariamente intentamos conversar con ella por medios digitales.

Llegamos a un hotel cómodo, nuestra estadía era corta. El lugar era increíble, tenía vista al mar y una piscina gigante, una postal ideal para anunciar el inicio de las vacaciones.
Disfrutamos de la playa, un día de piscina, el grado de mi hermana menor (Negocios Internacionales) y alistamos maleta para nuestro recorrido por las autopistas veloces de EEUU para llegar a Washington.

Familia Caminando por Washington. Foto: Jaime Cortés 

Washington: un lugar perfecto para vivir. Casas grandes, independientes y perfectamente pensadas para la comodidad de las familias. Las calles limpias, adornadas con flores y árboles cuidados con dedicación; los semáforos ubicados de tal manera que es imposible que se genere trancones o caos.
La casa donde nos ubicamos se abría con tres huellas de los dedos y un código. Algo normal para la gente que vive allí, pero para nosotros era la novedad. Las habitaciones grandes, cómodas, limpias y una cocina inmensa. Aquí compartimos tres días y la verdad me hubiera quedado el resto del viaje allí.

Los museos son gratuitos. El día fue perfecto. Hizo un sol potente. Las fotografías quedaban reventadas del color blanco leche. Logramos un buen lugar para parquear y decidimos ir a caminar. Muchos turistas. Hicimos nuestra segunda foto familiar, la primera fue en el grado de Anny, mi hermana menor.
Para nosotros las fotografías son importantes, es el único recuerdo que nos queda físico del lugar que visitamos, no compramos cosas, no nos llevamos suvenires, solo el recuerdo de lo que pasó en el lugar y una foto.

Obviamente el ritmo de todos no es igual, el sol no ayudaba y las distancias tampoco. Mis padres estaban agotados, los niños querían agua y yo solo quería conocer más y tomar muchas fotografías. Pero teníamos que pensar en todos y esperar, tomar descansos. No pudimos conocer todos los museos. Tampoco era del interés de algunos. Entonces decidimos conseguir un lugar para almorzar y así culminar uno de los días en esta bella ciudad.

Philadelphia: Nuestro siguiente destino era Nueva York, pero en el recorrido nos encontramos con esta ciudad cultural. Con la excusa de buscar en dónde almorzar, entramos a Philadelphia y nos enfrentamos a edificios, antiguos y modernos. Aprovechamos para visitar el monumento de Rocky, personaje cinematográfico, recordado por muchos de nosotros; subimos las mismas escaleras que Rocky en su primera película y estuvimos en el museo de arte. Fotos, fotos y más fotos.

Monumento Rocky. Philadelphia



New Jersey: Esta vez fue un lugar de paso. Llegamos al mismo hotel en el que habíamos estado hace dos años. No recorrimos la ciudad, solo fue nuestro puente para ir a las Cataratas del Niágara y para recorrer Nueva York.

Cataratas del Niágara: un recorrido de ocho horas. Con paisajes naturales, grandes casas sobre la carretera, granjas, vacas, árboles, y muchos venados pequeños. Al llegar nos encontramos con un parque gigante, se debe pagar la entrada para parquear, 10 dólares, para ser exactos. El lugar, bien cuidado y lleno de naturaleza. ¡Las cataratas una maravilla! El sonido del agua chocando con las piedras a su caída, me permitió relajarme y pensar en la grandeza de la naturaleza. Una mezcla de colores cálidos, blanco, verde y azul. La brisa suave, y unas pocas gotas de agua sutilmente tocando mi cara. Al fondo Canadá, con algunos edificios modernos.
Salimos muy rápido del lugar, porque nos esperaban otras ocho horas de regreso.




Nueva York: una cosa es conocerlo en invierno y otra en verano, pero incluso sigo pensando que es una de mis ciudades favoritas. Visitamos lugares que ya habíamos visto hace dos años, pero también conocimos sitios diferentes. Fotos, fotos y más fotos. Sorprende que los turistas hagan fila para tomarse una fotografía tocándole los testículos a un toro y otra para tocarle los cachos, es como si los mitos que hablan de esa acción fueran tan fuertes que no importa que otros piensen que es ridículo.
Nos fuimos en ferry desde Manhattan hasta Staten Island y nos devolvimos, no entramos al lugar, pregunté qué podríamos conocer en aquel lugar y dicen que no hay nada interesante allí. Desde lejos pudimos ver la gran Estatua de la Libertad. Fue un recorrido tranquilo y ordenado, aunque el ferry se veía desgastado por los años, un poco sucio y no olía bien. Era de dos pisos. Solo conocí el segundo. Hice un pequeño recorrido, y me encontré con un espacio lleno de sillas de pasta, azules y amarillas, desgastadas por el paso de los años. Ubicado en el centro del ferry una tienda con una oferta básica de comida. En el borde una baranda que nos separaba del agua y por supuesto del monumento de Libertad.
El sol calentó todo el tiempo, pero no podíamos irnos sin ver las luces del Time Square, así que nos dedicamos a recorrer de punta a punta esta calle, incluso intentamos cenar en uno de sus restaurantes y fue muy complicado, mucha gente y la atención no fue muy buena.
Caminamos por el puente de Brooklyn bajo un sol fuerte al siguiente día. Visitamos el monumento de las Torres Gemelas y compramos una torta para celebrar el cumpleaños de mi hermosa sobrina María Camila en Carlo´s Bakery, ubicada cerca de The New York Times.
Al siguiente día dedicamos la tarde a recorrer el Central Park un lugar mágico, locación de varias películas. Incluso mi hermana del medio, Nury, cantó la canción de la película Encantada, grabada justo en la fuente de Bethesda, en el corazón del parque con mi hijo Sebastián y mi sobrina Gabriela.

Familia en el Central Park New York

Después de un largo recorrido por calles, viendo grandes edificios, luces de distintos colores y sintiendo olores particulares, intenté guardar varias imágenes en mi mente, para recordarla por muchos días más, con la promesa de que volvería.

Fin 
Regresamos a Florida y allí todo fue compras y descanso.
Compartir tantos días con la familia, permite que recuerdes algunas costumbres que la distancia y rutina nos han hecho olvidar, pero también que conozcas otras que no sabías que tenían. Nos unió, nos hizo recordar que es lindo compartir en familia.
Sin lugar a dudas este viaje no lo olvidaremos!

Miami 2019
Gracias Familia!!!

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