Con duda tomé decisiones. La duda era por las consecuencias. Da miedo equivocase. No por lo que puedan decir las personas más cercanas, sino por el dolor que se pueda sentir en el proceso, o peor aun, en el resultado, en el final.
En enero viajé sola a conocer nuevas personas y vivir otras experiencias. A encontrarme y definir qué quería hacer, muchos lo llaman la crisis de los cuarenta y pico, puede ser, lo cierto es que me encontré con una realidad que solo había leído en artículos y había escuchado en una que otra canción, los latinos en Estados Unidos. Conocí gente de República dominicana, Guatemala, Venezuela, Costa Rica y Nicaragua, seres humanos maravillosos y con quienes viví experiencias maravillosas que serán, ojalá, el resultado, de otro texto. Por supuesto, no me arrepiento de haber vivido esta aventura, me llenó de muy buenas ideas para crear.
Luego regresé a mi país, con otra mirada, con otras sensaciones. Por más de diez años he sido docente universitaria y creía que eso era todo lo que podía hacer. Pero este año me enseñó que puedo hacer más cosas que planear una clase y dejar lo que conozco en el aula. Escribir en el blog fue mi trabajo. Pensar en los temas, buscar información, tomar la fotografía indicada, publicar y darme cuenta que me leían fue un motivo para seguir con este proyecto que no es fácil.
Visité librerías, bibliotecas, estuve en eventos literarios y periodísticos, participé en talleres, dicté una charla, me invitaron a hablar en un podcast, todo con el fin de actualizar mi discurso como docente.
Me encontré con los libros como nunca lo había hecho. Siempre he leído, pero lograba leer lo que el tiempo laboral y familiar me permitía. Este año leí 25 libros, sé que muchas personas en el año leen mucho más, pero estoy complacida con la cantidad de historias que me encontré este año. Además, hice sugerencias de libros en
TikTok, lo que no hubiera podido hacer por falta de tiempo si estuviera en una universidad dando clases.
Hice parte del voluntariado de egresados de UNIMINUTO, como equipo del semillero de accesibilidad web y allí escribí artículos periodísticos sobre todas las actividades que hacía el semillero, hice parte de un episodio de podcast sobre infografías accesibles y fui fotógrafa en varios eventos del semillero. Fue mi conexión con la academia, no me retiré del todo de este escenario, porque compartí con estudiantes muy inteligentes y docentes comprometidos y maravillosos seres humanos.
Encontrarme con personas que hicieron parte de mi día a día en algún momento de la vida, esas personas que conocen una parte de ti y que aunque pertenecen al pasado aún les importa mantener la amistad en la presencia. Personas con las que viví momentos lindos, importantes y que por esa razón no dejamos que el tiempo nos haga olvidarlos. Amigas de la infancia, amigas de la universidad, amigas y amigos que hice en los lugares donde trabajé. Faltaron encuentros con algunos, por el tiempo no fue posible tomarnos un café o compartir un almuerzo, pero que en las redes un saludo o un comentario nos acercaba. (pueden ver el álbum de fotos que cree en
Facebook)
También hubo muchos amigos que se alejaron y decidí no buscar más. Soy consciente que si no compartes un escenario con ellos, la amistad se deteriora, también sé que las personas que llegan a su vida se convierten en lo más importante y quienes ya no compartimos, seremos solo un recuerdo. Con quienes viví instantes y ahora los sigo en redes, con seguridad, seré la que esté pendiente de lo que publiquen, así no los sentiré tan lejos. Seguro tendrán algún me gusta y de pronto un comentario de mi parte. Porque jamás los alejaré del todo, aunque hagan parte de mi pasado, quizás, volvamos a coincidir en esta vida.
Gracias a mi familia, a los viajes, a los escritores y escritoras por sus historias, al cine y las series, a mis lectores y lectoras, a mis estudiantes que se convirtieron en grandes amigos y amigas, a mis compañeros y compañeras con quienes me crucé en algún momento de la vida en un espacio laboral, a los amigos y amigas que dejó este escenario, a mis amigas de la infancia, a mis amigas de la universidad y a quienes conocí este año, personas maravillosas que hicieron mi estadía un lugar feliz. Gracias por este hermoso año. Un año de aprendizaje, de descubrir qué otras cosas podía realizar. No sé qué pasará en el 2023 solo espero que me sorprenda. Y a ustedes lectores espero que tengan un 2023 arriesgado, lleno de cambios y tomen decisiones que les cambien su rutina, aunque sientan miedo.
Nos leeremos sin duda el próximo año.