Película Netflix: La vigilante. Foto: Diana Socha Hernández.

Mi abuela estaba en casa. Hacía frío en Bogotá. Mi abuelo llega con licor en la cabeza y comienza a gritar. Todos los hijos se esconden en su habitación protegidos por mi abuela. Además de los gritos y al ver que no encuentra el supuesto amante escondido, coge un candado y la golpea fuerte en su cuerpo. 

No sé si esta historia es un sueño, quisiera pensar que es un mal sueño, que esto nunca pasó. Pero, el recuerdo de mi mamá, es latente, es doloroso. Como este episodio, hay muchos más, que ella y sus hermanos y hermanas ya no cuentan, quieren olvidar. 

Algunas tías recibieron golpes también de sus esposos. Mujeres que deciden curar, sanar y perdonar. El tiempo ayuda a olvidar y permite continuar con la pareja. Dejar en el pasado esos momentos, en donde se sintieron ultrajadas, minimizadas, en donde la fuerza y el enojo fue protagonista y la excusa del hombre que les juró amarlas y respetarlas hasta que la muerte los separe, es que perdieron el control, incluso, algunos se atrevieron a decir que ellas, con sus actitudes, fueron las culpables de que se enojara y he ahí las consecuencias. Sentimientos que se apoderan del cuerpo de estos seres que muchas veces se sienten más poderosos, inquebrantables cuando lanzan su primer golpe.

No justifico el golpe (leer Por qué normalizamos un golpe) jamás he aprobado devolver con la misma moneda y menos si se trata de lastimar el cuerpo, pero, qué pasa si la mujer decide defenderse y golpear también. En la película La Vigilante, una mujer decide ayudar a otras que han pasado, por lo mismo, o por peores cosas. En un grupo de ayuda, se escuchan, lloran, se cuidan, pero este personaje, decide hacer algo más, ir más allá de escuchar y animar. 

En el libro de Isabel Allende, Mujeres del alma mía, ella escribe, refiriéndose a la violencia contra la mujer en Chile: “Michelle Bachelet, presidenta de Chile en el 2006-2010 y 2014-2018, tuvo como prioridad fundamental en su gobierno combatirla con educación, entrenamiento, información, refugios y leyes de protección. También suministró acceso gratuito y fácil a los anticonceptivos”. Este tema no puede ser ignorado por el Gobierno ni el Estado, es un problema de salud pública y con los años se ha podido reafirmar y contribuir a que ese maltrato que quedaba de puertas para adentro en las casas, sea de interés social. No podemos permitir que más mujeres aparezcan muertas, ni afectadas psicológicamente porque su cuerpo ha sido maltratado y abusado.

En Colombia entidades encargadas de la protección contra la violencia familiar presenta información en sus medios web, pero sabemos que no todos tienen acceso a internet, ni facilidades para comunicarse oportunamente y contar con los beneficios que el Gobierno y el Estado le debe suministrar. El voz a voz puede ser de gran ayuda, y cuando nos pregunten a donde acudir, nosotras como red, podamos dar esa información certera que con seguridad podrá salvar una vida. (ver Ruta Jurídica Violencia Intrafamiliar)

En Bogotá, existe la Secretaría de la Mujer, allí, La Dirección de Eliminación de violencias contra las mujeres y Acceso a la justicia, es una dependencia que pretende aportar desde el sistema Sofía, realiza estrategias de prevención del feminicidio y otras formas de violencia tanto en el ambiente familiar como en el comunitario. En su página web, dice que “la oferta institucional comprende: las casas de refugio, la línea púrpura, las duplas de atención psicosocial, las profesionales que acompañan las sobrevivientes de ataques con agentes químicos, y las enlaces Sofía a nivel local, entre otras”, también encontrarán una infografía donde se explica los tipos de violencia, además de la ruta que deben seguir según la localidad. (ver Ruta de atención)

La Organización Mundial de la Salud, en su página web, presenta un análisis de datos sobre este problema en 161 países entre el año 2000 hasta el 2018, allí informan que cada tres mujeres ha sufrido violencia física por su pareja y más de la cuarta parte de las mujeres entre los quince a cuarenta y nueve años, que han tenido una relación de pareja, han sido violentadas físicamente. 

Violeta. Foto: Diana Socha Hernández

Los casos que presentan en la película, parecen de ficción, pero si revisamos las historias de las mujeres que por décadas han tenido que pasar por eso, ya no parece que fueran actuados y se convierten en una preocupación de género, lo escribo con convicción, porque estoy rodeada de hombres afectados por este tema, quienes rechazan tajantemente el maltrato y la violencia contra la mujer y no aceptan que en este siglo se evidencien aun temas así.

Sadie, la protagonista de esta historia, soportó la violencia, hasta que tuvo que sufrir un dolor más fuerte que los golpes que le había proporcionado su esposo. Eso la llevo a cuestionar cómo sanarlo, y toma la decisión de vengar a todas las mujeres maltratadas, humillando con golpes al maltratador y permitiendo que la mujer se libere. 

Esta película es del 2018. Y aun siguen apareciendo decenas de casos similares en el mundo. La protagonista es llamada por una mujer víctima y Sadie piensa en la estrategia para darle una lección al hombre, quien, al parecer, no vuelve a golpear, ni siquiera a acercarse a su pareja. Esa puede ser una de tantas soluciones para acabar con el maltrato, por supuesto, no estoy de acuerdo, y quiero pensar que ese personaje no existe en nuestra realidad, aunque todas en algún momento pensamos en que ellos sientan por un momento el dolor, la humillación por la que han pasado durante décadas las mujeres violentadas. 

Estoy convencida que estos hombres pueden sanar, con un buen tratamiento psicológico, pero eso funciona si están dispuestos a aceptar que lo que hacen no es correcto. También podemos evitar futuros maltratadores desde la crianza. Podemos intentar que no se repita la historia de nuestras mujeres, contando sus historias, visibilizando el problema y el maltratador, no permitiendo ni un solo golpe, usar las redes de apoyo, que sientan que no están solas en esto y por último, hacer arte, nos ayuda a curar, sanar y perdonar. Pero, para ser sincera, no tengo la cura para este problema, como todos, estamos en la búsqueda de evitar esos episodios y de proteger y curar a quienes lo han vivido. 

Aquí les dejo el trailer de la película.

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