Hace unos meses me vienen sucediendo cosas extrañas. Aplica la frase que tanto repetíamos con mi hermana del medio, Nury, cuando alguien del pasado o algún hecho del pasado volvía y que da el título de una novela y a una canción de Rubén Blades: El pasado no perdona.

Les cuento varios sucesos que solo me dan la razón de lo que les digo: el pasado no perdona.

El primero, es que hace diez años trabajé en Soacha, y fui muy feliz – de eso ya he escrito mucho en este blog – y ahora estoy de nuevo en las aulas de UNIMINUTO Soacha, feliz de regresar y de retomar la docencia – doble felicidad, ¡qué más se le puede pedir a la vida!.

El segundo es que mientras estaba trabajando como coordinadora del programa de Comunicación Social Periodismo en Soacha, hace más de diez años, decidí hacer una maestría en la Universidad Nacional de Colombia, Escrituras Creativas, de la Facultad de Artes. Y adivinen, mi libro, Fuimos Extrañas, motivo del grado de Magister, ahora es una novela publicada.

Pero además, en la Maestría de Escrituras Creativas, hace unos días realizaron una convocatoria para hacer un curso de actualización y quedé seleccionada, así que retomo las clases en la Maestría con un curso de actualización, mientras trabajo en Soacha.

Esto no puede tratarse de algo casual, esto tiene que ver con no sé qué. Cómo es posible que se repita la historia, claro, desde otra perspectiva. Yo siento que así es la vida. No solo los hechos, parecieran que se repiten, también las personas que conocimos y que por cosas de la vida nos volvemos a reunir – en las redes les contaré más sobre esto, con imágenes.

Uno más

Hace siete años fui por última vez a Buenos Aires Argentina, por un evento académico que gestionó el programa de Comunicación Social Periodismo de la Sergio Arboleda. Presenté el Semillero que estaba liderando con mi amigo y profe, Francisco Buitrago. Viajé sola y pude disfrutar de una Buenos Aires fría y encantadora.

Hace unos días estuve en un congreso en Buenos Aires (Pueden leer aquí parte de la experiencia) y además de las horas académicas que le dediqué, también tuve oportunidad de caminar las mismas calles que había visitado siete años atrás y también nuevos lugares.

***

No es casual, no es solo mi canción favorita de Andrés Cepeda, (quien apropósito ayer recibió el galardón Honoris Causa como maestro de música, en la Universidad Sergio Arboleda, donde trabajé hace ya cuatro años) es la frase con la que me quedo por todos estos eventos que me han acompañado a lo largo de mi vida, pero que ahora me sorprenden mucho más.

Es casualidad, es coincidencia, son cosas de la vida, del destino, no tengo la explicación, solo siento que es maravilloso que esto pase.

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