¿Cómo puedo yo decirle que nunca la va a encontrar, si ha gastado la vida buscándola?
Le escuché a varios escritores y excelentes lectores que la primera frase de un libro es lo más importante. Cómo iniciar un texto, puede causarle ansiedad a algunos escritores, porque le podemos dar vueltas hasta lograr la perfección, o por lo menos, con la que nos sintamos más complacidos. Y esta pregunta es el comienzo de una gran historia escrita por Laura Restrepo, inspirada, talvez por el fabuloso Alfredo Molano, La Multitud Errante.
Cuando estaba estudiando Comunicación Social y Periodismo, me obsesioné con el tema de desplazamiento forzado, por esos días, iniciando el 2000 había una toma en la sede de la Cruz Roja Internacional, en la zona rosa de Bogotá por parte de cien desplazados por la violencia. Según el diario El Tiempo, en un artículo publicado en la web el 22 de diciembre de 2002, tres años después se logró poner fin a esta toma: “Cerca de 300 agentes de la Policía Metropolitana de Bogotá llegaron a la edificación situada en la calle 85 con carrera 14, en el norte de Bogotá, hacia las 5 de la mañana, cuando dormían los 106 desplazados que mantenían la toma del lugar”. Yo quería realizar todos mis trabajos periodísticos sobre el tema. Con mi amigo Cesar Pinilla visitamos CODHES y nos empapamos más con lecturas y salidas de campo. Fue tanto mi interés por el desplazamiento en Colombia, que incluso años después, seguía investigando y actualizándome en cifras. Fue tan agotador y desolador este tema, que decidí dejarlo por un tiempo.
Hace pocos meses llegó a mis manos La Multitud Errante, un texto bellísimo sobre el desplazamiento forzado. La historia de Siete por Tres, que fácilmente puede ser la de un desplazado que estuvo en la toma de la Cruz Roja Internacional, o los que han llegado durante años a pedirle al gobierno de turno que los ayude. No solo va de pueblo en pueblo buscando a la mujer que ama porque hace años la perdió por la violencia, tiene la esperanza de encontrarla y a cada lugar donde va, le dan señales de que podría estar en el siguiente pueblo y así se le pasó la vida, buscando así sean sus restos para estar tranquilo.
“-No es a Matilde Lina a quien buscas – me atreví por fin, y mis palabras rodaron, redondas, por entre las mesas ya vacías del comedor -. Matilde Lina es solo el nombre que le has dado a todo lo que buscas” Esta frase para mi es la conclusión de esta historia, dicha por la extranjera que espera que él se quede por fin a su lado y deje de buscar a Matilde Lina, aunque es consiente que ese es su oficio, esa es su misión en la tierra.
Esta novela escrita con sutileza y elegancia, no es una crónica periodística, pero tiene ese tinte, no es ficción, porque sabemos que Matilde Lina, Siete por Tres, Perpetua o la extranjera narradora de la historia, puede ser cualquier colombiano o colombiana que ha vivido de cerca el desplazamiento forzado. La vida se nos va en la búsqueda de una explicación por la desaparición de un ser amado, en el recorrido geográfico para por fin hallarla, en la posibilidad de no tener un hogar o un lugar fijo para vivir, por una respuesta.