Abrí los ojos y mi primer pensamiento fue: ¡es hoy!

Me propuse estar tranquila. Quería que fuera un día especial. Sabía que solo era cuestión de una o dos horas de alegría y luego, se terminaría. Y la sensación de lograr algo que me propuse hace diez años, no la puedo describir aquí. Se me atoran los sentimientos y las emociones.

Dejé todo listo: el trípode, las bolsas de obsequio, mi bolso con los zapatos. Empaqué la lonchera de Thomás, le di un beso, y me quedé mirando mientras se iba al colegio en bicicleta. Me despedí de Sebastián y le recordé que nos veíamos en la librería después de que saliera de su trabajo. Yo tomé un SITP para ir a la peluquería. El ambiente era de celebración. Me felicitaban por el libro que aun no había visto. Me abrazaban y deseaban que me fuera muy bien en la noche. Fue lindo saber que la gente se siente feliz por tus logros. Le recordé a algunas personas, por WhatsApp que el lanzamiento de Fuimos extrañas era esa noche y diez personas me cancelaron. Pensé: esta noche será un fracaso. Luego dije en voz alta: sé que va mi familia y con ellos será suficiente.

Eran las diez de la mañana y yo estaba lista para continuar mi día. Caminando por la av. 19 rumbo a la 100, me encontré a mi prima Natalia y a mi amiga Liliana. Fue inesperado y bonito verlas. Yo sabía que ellas no irían en la noche, aunque me prometieron que lo iban a intentar. Las dos tienen hijas pequeñas y es muy compleja la logística para que ellas puedan salir a las siete de la noche un jueves. Nos abrazamos, prometieron conectarse al En Vivo de Instagram que haría en mi cuenta @dianasochacuenta, nos tomamos una foto y seguimos nuestro camino.

Había tomado dos cafés y un capuchino. No tenía hambre. Llegué de nuevo a casa. Leí un poco. Escribí unos párrafos de mi nueva novela. Respondí algunos mensajes y subí a mis redes el recordatorio que esa noche los vería en Le Tiende. Cuando llegó Thomitas almorzamos, una deliciosa pasta a la boloñesa. Pero él llegó muy cansado del colegio, entonces le propuse que mejor no me acompañara al evento, además porque al otro día debía madrugar al colegio. Él aceptó y cogí el trípode, la bolsa con las treinta bolsas que regalaría por la compra del libro y mi bolso. Caminé despacio hasta la estación Minuto de Dios. Tomé el bus G22 que me dejaba en la estación Universidad Nacional y caminé despacio hacia el Park Way, ya eran las seis y quince cuando vi en la puerta de la librería a mi papá y mi mamá. Los abracé y comenzó a latir mi corazón tan rápido, que solo se calmó unas horas después cuando estaba en casa con el deseo de dormir.

Lanzamiento

Ubiqué el trípode cerca al escenario. María Camila, mi sobrina, se ofreció a ayudarme con el En Vivo en Instagram. Mi hermana me pidió las fotos con el libro. Vi la caja en la tarima y corrí a tocarlo. Era la primera vez que lo veía. Lo acaricié igual a como acaricié a mis dos bebés (Sebastián y Thomas) cuando me los acaban de dejar en mis brazos. María Fernanda Medrano, la Editora jefe de Calixta Editores, me lo entregó para que lo tuviera en todo el evento. Lo abrí con emoción. Y comencé a ojearlo, el diseño me gustó mucho. Vi si estaba la dedicación en las primeras páginas y al final del libro los agradecimientos, todo estaba como lo habíamos acordado con la editora María Fernanda Carvajal.

En una de las mesas de la librería, tomando café, estaba @Linaescribe con una acompañante. Nos saludamos como si nos conociéramos de antes (fue esa la sensación que me transmitía) le dije que era la primera vez que veía el libro y ella me dijo que también, porque la editorial le había enviado el mano escrito, lo que le había parecido maravilloso. Escogimos el párrafo que leería al público y me llamó Camilo para hacerme algunas fotografías.

Subimos Lina y yo a la tarima. La apertura del evento la hizo María Fernanda Medrano. Les dio la bienvenida y los invitó a comprar el libro. Comenzó la charla Lina contando su experiencia con el libro y la primera pregunta estuvo relacionada con el epígrafe: “Los mundos nuevos deben ser vividos antes de ser explicados” Alejo Carpentier. Mientras ella hablaba, yo estaba en una nube, viendo cómo entraban las personas más importantes de todo mi recorrido profesional.

Llegaron los que pudieron, los que quisieron. Y la verdad, verlos me hizo muy feliz. Espero hayan sentido el cariño que les trasmití, el agradecimiento por estar ahí. No lloré porque se me corría el poco maquillaje que tenía, no lloré por vanidad. Pero mi corazón estaba que explotaba de felicidad. No pude compartir con cada uno, pero a cada uno le agradecí su presencia. Escucharlos, saber que estaban ahí por el cariño que me tienen, la admiración e inspiración que me decían sentían por mí, hoy en estas líneas les digo que es mutua.

Pude tomarme fotografías con algunos y las pueden ver en mi Instagram. Me acompañaron más o menos treinta personas, entre amigos y familiares. Gracias. Se vendieron más o menos cincuenta libros. Gracias. Espero siga creciendo esa cifra.

Salí del lugar, agradecida. Había finalizado mi día especial. Ahora sería solo un lindo recuerdo. Llegamos a casa con Sebastián y al otro día, sería un día normal, común y corriente, parte de la rutina. No podía dormir, tenía la cabeza con imágenes bonitas que espero no se borren nunca. Por fin cerré los ojos. Y cuando desperté, ya era viernes y debía continuar con mi vida.

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2 comentarios

  1. Gracias por elegir tu vida en esta tierra, por escribir, relatar, crear y soñar.
    Este libro en especial, libera cargas energéticas que estaban allí como nudos sistémicos.
    Al abrir tu libro solo lloramos y lloramos, pero agradecemos su existencia para abrazar a nuestra abuela,madre.
    Te amo y siempre orgullosa de ti y tus triunfos.

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