Agua. Barú 2020. Foto: Diana Socha Hernández. |
Beatriz Portinari fue una mujer bella, la inspiración de Dante Alighieri, su musa. Aunque nunca tuvo una relación con ella, él expresaba su profundo amor en una crónica llamada “La vita Nuova” o “La nueva vida”. Su saludo en un encuentro casual, se convirtió en una obra de arte. No le importó que se casara con Simone De Bardi, pero sí sufrió profundamente cuando falleció a los veinte años. Su nombre fue citado en varias obras, entre ellas, la más famosa del reconocido escritor: La Divina Comedia. Muchas personas dudaban de la existencia de Beatriz, sobre todo, porque parecía difícil de creer que fuera su amor y él no hiciera nada para estar con ella, se conformaba con la sola existencia para inspirarlo en sus escritos.
No era un amor de novela el de Dante hacia Beatriz, en cambio, Fermina Daza y Florentino Ariza, llegaron a ser una de las parejas más románticas de la literatura colombiana. El Amor en los Tiempos del Cólera, de Gabriel García Márquez, nos relata esta historia. Florentino Ariza, esperó 51 años, 9 meses y 4 días a que Fermina por fin lo aceptara como su pareja, para finalizar sus días, juntos, a pesar de la vejez, a pesar del pasado. Fermina siempre lo amó, aunque lo rechazó y se casó con un doctor. Respetó siempre su matrimonio hasta la muerte de su pareja. El amor a veces, te permite esperar, el tiempo necesario y demostrar ese amor guardado, “el hecho de que alguien no te ame como tú quieras, no significa que no te ame con todo su ser.”
Estos y muchos más romances hacen parte del pasado, o por lo menos, no se llevan de la misma forma actualmente. Muchas parejas han encontrado la persona con la que se sienten felices. Esa que con su forma de ser, hace que la piensen durante el día, que sonría cuando ve un mensaje o cuando la ve llegar. Con la que quieres cumplir todos tus proyectos y te motiva para que se hagan realidad. Sueñas despierto con todo lo que podrían hacer juntos. Esa que es única y que te genera una sensación extraña, diferente de las otras personas. El periodo de la idealización o el enamoramiento, como lo llaman los expertos.
Y cuando logras vivir con esa persona, la experiencia va cambiando, se va transformando, pero si a pesar del tiempo, esa persona que elegiste sigue haciendo que tu vida sea más llevadera, te sientes realizado, te sientes una persona con suerte y privilegiada.
No todos tienen esa fortuna. No todos logran vivir con esa persona a la que consideraban óptima para compartir momentos, tiempo, sueños mutuos. Y entonces se acepta renunciar, así como en su momento Efraín aceptó que su vida no podría ser compartida con María, en la novela de Jorge Isaac. Como Ricardo Arjona en Sin daños a Terceros explica que por desesperado, confundió amor con compañía y que ahora llegó tarde esa persona que siempre soñó y tiene que aceptarlo, tiene que dejarla ir, para no hacer daño. O como Cerati que no puede ocultar sus sentimientos cuando ve a la persona que ama, en su canción Corazón delator y a pesar de eso, cuantas personas que pasan por lo mismo, no son correspondidas. Así como tantas historias que aun no se convierten en novela o en canción, pero que tienen todos los elementos para ser contadas.
Cuando se renuncia, se tiene el valor para ver a esa persona compartiendo con otra, cumpliendo sueños, construyendo un hogar, lo importante es verla feliz. En Agua, Jarabe de Palo, lo explica mejor: “Qué hacer, tú lo sabes, conservar la distancia, renunciar a lo natural y dejar que el agua corra”. Aunque como Florentino, se puede vivir con la certeza de que en algún momento de la vida le va a tocar ese pedacito de felicidad con esa persona, y Andrés Cepeda lo confirma en Lo mejor que hay en mi vida: “Quién va a prohibirme que te quiera y que tú seas siempre mía. Y aunque haya un muro entre nosotros, para mi no estás prohibida…. Cuando no quede en este mundo una persona que te quiera, aquí estaré para decirte que te espero hasta que muera…”, también es cierto que muchas personas mueren sin haber finalizado sus días con el amor de su vida.