Es uno de mis placeres preferidos. Valoro muchas cosas de las personas que conozco, pero sin duda, se quedan en mi corazón las que me hacen reír. 

Algunas personas cercanas me han dicho que no les es fácil hacer reír, y otras, aseguran que es difícil que las hagan reír. Yo no soy exigente, me gusta reír, así que con facilidad consiguen hacerme soltar una carcajada o cambiar mi cara de seria a tener una sonrisa. No se me da hacer reír con facilidad, no soy el alma de la fiesta, pero me gusta cuando logro sacar una sonrisa a las personas que quiero. 

Llorar si es fácil. Hago llorar cuando escribo palabras sinceras a mi familia, pero, procuro no hacer llorar a nadie. Yo si lloro sin piedad (Me conmueve el nacimiento y la muerte. Una despedida. La palabra ofensiva. Las acciones que ofenden. La guerra. Entre otras cosas) Y aunque las reacciones dependen solo de la manera en la que conduces tus emociones y no depende del autor exactamente, conozco muchas personas que logran hacer llorar a otros con facilidad.

 Hacer reír se les facilita a muchas personas, y de hecho, lo vuelven su estilo de vida, incluso su trabajo. El 10 de octubre fuimos a la primera función (la segunda temporada del año) “De algo nos tenemos que morir” con Ricardo Quevedo, en el Teatro Nacional la Castellana, y puedo decirles que desde que salió al escenario, hasta que se despidió, no paré de reír. 

Esa comedia en vivo, en donde una persona habla durante una hora sobre reflexiones propias, con un lenguaje divertido, directo, sobre situaciones cotidianas, como un vuelo, la ciudad, las redes sociales, la vida de casado, el parque, entre otras; que permite sentirse identificado en su frustración, este personaje que interactúa con el público de manera respetuosa y que incluso se permite reír de su propia desgracia, es Néstor Ricardo Quevedo Madrid, un colombiano que hace Stand Up Comedy desde el 2006, sus inicios fueron como cuentero en Bogotá -como casi todos los de su rama- Y hasta la fecha ha realizado diez películas, seis programas en televisión, dos series en la Web y más o menos siete stand up comedy.

Como Ricardo, existen muchos personajes que se dedicaron a esto, hacer reír a la gente, aunque no todos tienen los temas que me hacen reír, por ejemplo esas comediantes que se burlan de la forma de vestir o del cuerpo de otras mujeres, no me hacen reír, me hacen enojar. Muchos comediantes continúan con comentarios machistas y misóginos, que aunque en otras épocas fueron aplaudidos y eran motivo de risas, ahora lo que dan es pena. Lo cierto es que estar de pie, con un micrófono en la mano y hablarle a un público que espera que lo hagan reír, es complejo, este trabajo no es para todo el mundo y quienes lo tienen, deben preparar sus rutinas con profesionalismo.

El cine, un libro, una charla literaria, un concierto, una obra de teatro y el stand up comedy, hacen parte de los lugares artísticos que me permiten escapar de la tristeza que genera este momento por el que esta pasando el mundo y sin duda, los busco desesperada, porque prefiero reír que llorar💭

*Ricardo nos permitió tomar esa fotografía al inicio de la presentación, con la condición de que no volviéramos a usar el celular mientras la función. Amé su estrategia.

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