El tema central de esta historia me incomoda. Aunque intenté pensar que es ficción y sucede en una época en la que yo no estuve, no fue fácil leerla en lugares públicos. Escogí leerlo fuera de mi país y creo que ayudó un poco a liberar esa tensión que me producía, llevarlo en mis manos y sentarme en un café o un parque a leer tranquila. Pensaba, en este lugar no les interesa lo que leo, es más, no les intereso yo, y logré terminarlo después de dos meses largos.

Y es que yo soy de las que cuando ve a alguien leer un libro, me intereso por su título o por el tema que tiene a esa persona tan concentrada. Y pienso que también a ellas les interesa lo que yo leo. Me agrada ver gente en el transporte leyendo libros físicos, en los parques, en un café, en general en lugares públicos, en donde cada vez es más común ver a la gente viendo su pantalla del celular (puede que muchos lean desde este medio, no lo sé) Así que si yo sé de qué trata el libro que esta leyendo alguien en un lugar público, me hago una idea de cómo es y sus gustos lectores. Esto puede ser peligroso, porque muchos no escogen la lectura voluntariamente, algunos, lo hacen porque es una sugerencia, un regalo o incluso una obligación académica o laboral. No esta bien juzgar por el libro que se lee, pero no puedo evitarlo.

La sinopsis de Lolita es simple, un hombre de cuarenta años se enamora de una niña de doce años. Tienen relaciones sexuales consensuadas y aunque sabemos que esta relación no puede ser, por momentos parecía de lo más normal su manera de convivir. Humbert, profesor de literatura, padrastro-amante, nos explica solo al final, algunas de las situaciones que padece Lolita junto a él, mientras estuvieron juntos recorriendo Estados Unidos.

No soy estudiosa del tema y en mi texto no pretendo debatir sobre la pedofilia, si esta bien o no que un hombre o mujer, tenga relaciones sexuales consensuadas con un niño o una niña (con menores de edad) Parto desde mi incomodidad frente al tema, porque no creo que los niños y niñas tengan la suficiente madurez para llevar una relación de este tipo con una persona racional, experimentada o que ha tenido la posibilidad de vivir más días. Ahora, las personas que sienten atracción por un niño o una niña, no me atrevería a juzgarlas, sin embargo, no puedo comprender del todo su situación. 

En internet encontré este párrafo, que explica la creación de un movimiento activista político que defiende a los pedófilos (otros eufemismos que son aceptados como pedosexual, boylover, girllover y childlover, para suavizar el término): “Los activistas pedófilos afirman que “el deseo afectivo-sexual (de los pedófilos) hacia los niños es comparable al de cualquier otra orientación sexual” y exigen que no se relacione la pedofilia con los abusos sexuales contra menores (pederastia) ni se consideren sistemáticamente abusivas las relaciones afectivo-sexuales entre adultos y niños.” Este movimiento argumenta, además, basados en Riegel (200, pp.21) que: “Los actos (sexuales) por sí mismos no dañan a nadie; el impacto emocional y el daño psicológico vienen de las influencias (después del hecho), tales como el asesoramiento, la terapia, etc, que procuran crear artificialmente una víctima y un autor donde no existen ni unos ni otros”.

En Lolita, Humbert acude a una de las propuestas éticas del movimiento. “promueven el consentimiento del  niño, su capacidad de retirarse de la relación, y de tener relaciones abiertas, por encima de las secretas, como factores dominantes” y otra propuesta que aplicó en la historia, el personaje principal fue: “Hacer todo lo posible por proteger a su amigo joven contra cualquier daño, incluyendo la exposición o la vergüenza de la detención”.

En la edición que leí del libro, al final, Vladimir Nabokov titula “Acerca de un libro titulado “Lolita” y cuenta que la novela dio luz débil a finales del año 1939 en París, provocado por un relato periodístico que poco tuvo que ver con la real historia. Comenzó con un cuento y finalmente decidió escribir una novela, que se publicó, con dificultades, en 1959. Dice el autor: “Hay gentes sencillas que declararán sin sentido a Lolita porque no les enseña nada. No soy lector ni autor de novelas didácticas, y, a pesar de lo que diga John Ray, Lolita carece de pretensiones moralizantes. Para mí, una obra de ficción sólo existe en la medida en que me proporciona lo que llamaré, lisa y llanamente, placer estético, es decir, la sensación de que es algo, en algún lugar, relacionado con otros estados de ánimo en que el arte (curiosidad, ternura, bondad, éxtasis) es la norma”.

Lolita es un clásico que todos los lectores debemos disfrutar, paso a paso, con calma; su lenguaje es sofisticado y comprensible. Usted puede decidir si lo lee en casa o en lugares públicos, depende de cómo juzgue la historia y a los lectores. Yo solo espero que lo lea, no olvidemos que es una de las novelas más importantes del siglo XX📚

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