Correr los muebles de la sala y hacer coreografías, bailar y cantar sin vergüenza, así recuerdo mi niñez. En el conjunto donde vivía, la mamá de una amiga nos preparaba para presentarnos en los eventos que se organizaban para los residentes y nosotras éramos felices. Aprendernos los pasos, que el atuendo saliera perfecto, pero más que eso, lo que nos importaba era reunirnos todas las tardes en el apartamento de María Angélica, correr los muebles y ensañar. María Cristina, Anamaría, Yilda, Judy, Mónica, Fadia, Martha, Ximena, mi hermana y yo, nos encontrábamos para reírnos, escuchar Tonight de los New Kids On The Block, a Miguel Mateos, los Prisioneros, por nombrar solo algunos. Pero el tiempo pasó y crecimos. Poco a poco nos fuimos olvidando, algunas nos mudamos a otro lugar de la ciudad y cada una siguió su camino.

En 1995 conocimos a Liliana, Magda y Angela. No planeábamos nuestros encuentros. Vivíamos improvisando y con ellas solo tengo recuerdos bonitos. Bailes, si, varios, en el salón social del conjunto, en la casa de ellas en la sala, escuchando conciertos a los que no pudimos ir y que transmitía 88.9 en vivo. Cantar y saltar en el concierto de Maná todas las canciones y esperar el cierre con Me vale, que era casi nuestro himno, este momento esta guardado por siempre en mi memoria. (Aun seguimos siendo amigas)

El colegio, más o menos en 1993, con Bibiana, Jenny, Mafe, Patricia, Carolina, hicimos muchos bailes, organizados por el profesor de danzas. Recuerdo que nos reuníamos en el apartamento de Bibiana después de clases para hacer trabajos o para estudiar, y terminábamos cantando y bailando en la sala. Estuve en un grupo de música andina, con Lida, Judy, Heidy, compañeras uno o dos grados más arriba que nosotras, Gina, Patricia y Caro estaban en mi mismo curso, con quienes ensayaba una vez por semana para presentarnos en los eventos del año escolar. Recuerdo que con ellas nos fuimos a la casa de Judy en Anapoima, cantamos todo nuestro repertorio y bailábamos el Baile de los que Sobran. En este momento, gracias a las redes sociales, me hablo de vez en cuando con Lida, Patricia, Mafe y Bibiana, pero no nos volvimos a ver.

Después llegó la Universidad y ya no hubo bailes con amigas, los planes cambiaron y se convirtieron en salidas a almorzar o tomar café, de vez en cuando una cerveza. Pero los bailes continúan con mis hermanas Nury y Anny.

El baile de las luciérnagas, la serie de Netflix que salió el 3 de febrero del 2021, hace un recorrido por la historia de dos mujeres, amigas desde su adolescencia hasta la adultez. Entre un viaje al presente y al pasado, van narrando los sucesos más importantes de las dos amigas, con una edición impecable y una bella fotografía, las actrices: Katherine Heigl, Alissa Skovbye, Sarah Chalke y Roan Curtis, reviven los momentos más importantes de su vida en dos temporadas.

Hubo momentos en la serie que me gustaron mucho, pero sin duda la escena que me trajo recuerdos de mi juventud -creo yo que es donde se resume la amistad de Tully Hart y Kate Mylarkey – es precisamente cuando ellas inventan una coreografía y cantan la canción de Abba: Dancing Queen. “Anybody could be that guy / Night is young and the music´s high / With a bit of rock music / Everything is fine / You´re in the mood for a dance / And when yoy get the chance / You are the dancing queen / Young and sweet, only seventeen / Dancing queen / feel the beat from the tamboure, oh yeah / Yoy can dance, you can live / Having the time of your life / ooh, see that girl, watch that scene / Digging the dancing queen … Ese baile que hace que las dos se sientan identificadas, donde se dejan llevar por la música y la letra de la canción, en donde no importa nada más sino ese momento que las hace felices, completas y juntas, y sí, creo que la amistad se fortalece con esos instantes, porque quedan para siempre en la memoria.

Pocas mujeres tenemos el privilegio de tener una amiga que conozca nuestra vida, que nos haya acompañado en los buenos y malos momentos, que piense en nuestro bienestar, que nos llame y se quede con nosotras sin importar si estas casada o vives sola, si eres profesional exitosa o una ama de casa exitosa, con quien tenemos una o varias canciones, uno o varios bailes.

Ahora, seguiré disfrutando de mis amigas, las que están conmigo y que aceptan nuestra amistad a pesar del tiempo, de nuestras ocupaciones y de nuestro ritmo de vida. Nuestra propia vida se convirtió en un baile, donde a veces tenemos un buen ritmo y otras no tanto, pero lo importante es bailar acompañadas, siempre juntas, sin importar la distancia. Talvez no vuelva a ver a mis amigas de la infancia, a las del colegio, a las de la universidad, pero en mi memoria siempre estarán esos momentos en los que me hicieron inmensamente feliz: bailando y cantando🎬

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