El tiempo, un factor interesante para esta especie, pareciera que disfrutan pacientemente de su transformación: embrión, larva, pupa y finalmente su adultez o imago, sin importar lo incómoda y confusa que puede llegar a ser percibida por los humanos, mientras sucede el milagro.
Es una belleza que permite ser contemplada e intocable. Su cuerpo es tan frágil, que nuestro pesado tacto podría lastimarlas.
En el mundo de las mariposas, según la página web de La National Geographic, descubrieron más o menos una diversidad de veinticuatro mil especies en todo el mundo, sin embargo, en la página web muyinteresante.es, aseguran en su artículo: 26 curiosidades sorprendentes de las mariposas, que se conocen ciento sesenta y cinco mil especies, divididas en ciento veintisiete familias y cuarenta y seis súper familias. Tamaños, diferentes formas en sus alas, la mayoría disfrutan de la tranquilidad de la noche, algunas se exponen y son más arriesgadas al disfrutar de la luz del día.
Las mariposas son el título en el mundo cinematográfico de historias fantásticas: Efecto Mariposa (2014), La lengua de las Mariposas (1999), Las Mariposas Verdes (2017), El Tiempo de las Mariposas (2001), La Escafandra y la Mariposa (1997) entre otras. La imagen de las mariposas, también ha sido usada en diferentes temáticas, por ejemplo en la carátula del Silencio de los Inocentes (1991) la boca de Clarise era una mariposa amarilla; campañas publicitarias relacionas con la biodiversidad, ecología, como Vive Colombia o Alas de Colombia. Y sin duda, la representación de Gabriel García Márquez con Cien años de Soledad y sus mariposas amarillas.
Seguramente para los directores o productores de las películas, escritores, publicistas y demás personajes que decidan poner este nombre o una imagen de este insecto, los conecta con algo, ya sea por su llamativo color y la imponencia de su imagen o porque debido a su fragilidad solo nos permite contemplarla para no ser los causantes de su destrucción.
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Amarilla. Villavicencio 2014. Foto: Diana Socha Hernández.
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El Jardinero, es el protector y coleccionista. Es el cuidador de un hermoso jardín, oculto en una bella mansión. Nadie conoce el lugar, el único que entra y sale de allí es él. Pero además del jardín, cuida con esmero hasta llegar al límite de la obsesión a una gran cantidad de bellas mariposas. Maya es una de ellas, hace parte de su colección. Es joven, bella y su piel apta para ser tatuada con una de las tantas especies que existen. El jardín de las Mariposas, es una historia escrita por Dot Hutchison, en el 2019, y nos relata esta historia de secuestro, tortura, obsesión y belleza aterradora.
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Diana Socha. Restaurante La Granja 2018. Foto: Camila Forero. |
La mujeres que habitan este jardín, odian las mariposas, porque les recuerdan al jardinero y su incomprensible obsesión. Con este frágil animal, me identifico porque representa la transformación, pero además, admiro su belleza y la manera tan sencilla que logra embellecer desde el espacio más sencillo hasta un florido jardín. Al leer el libro, conecto las características de las mariposas y el detalle del jardinero para creer que esas mujeres jóvenes son suyas, son su creación. “Pero entonces, la infección de la chica nueva alcanzó un punto crítico: su tatuaje nunca iba a sanar correctamente. Aun si la infección no la mataba, las alas quedarían irremediablemente imperfectas, y eso era algo que el Jardinero no podía aceptar. No cuando la belleza era la razón por la que nos había elegido” (pág. 174. Maya, El jardín de las Mariposas) La historia no hizo que cambiara de opinión frente a las mariposas, hizo que me diera miedo la mente de algunas personas.