Hace frío, pero el cuerpo no lo siente. Voy camino al sendero Quebrada la vieja, al alto de la virgen. En el Transmilenio voy sentada escuchando música. Me bajo en la estación de la 76 y camino más arriba de la séptima, porque este es mi calentamiento para lo que me espera.

Se escucha el motor de los carros, algunas bocinas impacientes, el murmullo de conversaciones por celular o con algún acompañante, luego, solo se escucha el sonido del agua. A ese punto, en la Circunvalar, ya voy sudando.
Cruzo debajo de un puente y el sonido del agua se hace más fuerte. Luego llego a la entrada que queda justo al lado de un edificio y pienso “qué bueno sería vivir en ese lugar y evitarme la caminada desde la 13”.
Saludo a varios jóvenes con abrigos naranjas que me sonríen, me piden el QR para poder ingresar y me dan algunas instrucciones: No hablar fuerte porque incomodan el hábitat de los animales, no dejar basura, respirar por la nariz y expulsar por la boca, no llevarse las matas y caminar con cuidado porque hay partes resbalosas por el barro húmedo.
El recorrido
Estamos subiendo los cerros de Bogotá. Para poder hacerlo, debo inscribirme por la página del Acueducto de Bogotá Ellos tienen las fechas y la hora disponibles, solo elijo y lleno unos datos básicos para la inscripción. Algunos senderos no están disponibles, o no tienen fecha, pueden revisar después, de pronto tengan suerte.
Las subidas son empinadas, pero también hay espacios planos para descansar, hidratarse y estirar un poco los músculos, contemplar los árboles y las flores y encontrarse con uno que otro pájaro exótico.
El camino esta señalizado, uno no se pierde. Siempre encontrarán personas bajando que nos saludan y nos animan a continuar “ya casi llega, ya casi”, “ánimo, vas bien”, “ya casi”. Encuentras parejas, amigos, amigas, familias y deportistas, así vayas sola, no lo sentirás en el lugar.
El corazón se acelera, debes estar atenta a tus pasos y tratar de relajar los músculos. No hay competencia. El ritmo y las ganas de llegar a la cima solo dependen de ti. No solo se reta el cuerpo, también controlar los pensamientos, eso es muy importante para lograr llegar sin problemas.

¿Todos los senderos son iguales?
El primero que subí fue el de Quebrada la vieja Claro de Luna con mi hermanita del medio, Nury. Nos gustó mucho el reto y quisimos hacer la subida hasta el Mirador de la Virgen la siguiente semana. No lo logramos, porque llovió y nos hicieron devolver faltando unos pocos metros.
La siguiente semana me inscribí de nuevo al Mirador de la virgen y lo logré. El cielo estaba nublado y hubo llovizna cuando subía, pero al llegar a la cima el cielo se despejó y pude ver parte de la ciudad.
Después me inscribí a Santa Ana La aguadora en Usaquén. Ese día llegué tarde y casi no me dejan entrar. Logré ingresar con la condición de que me devolviera con el último grupo que estaba descendiendo. Este fue un gran reto. Muy difícil la subida. Es muy angosto el paso y tiene muchas partes húmedas, así que el barro es impresionante.
La siguiente semana subí Santa Ana La Aguadora, llegué al mirador casi sin aire. Muy empinada la subida y el camino lleno de todo tipo de árboles, musgo, flores, matas tupidas, un lugar hermoso para contemplar, para detenerse de vez en cuando y escuchar los pájaros, pero como yo no había logrado subir la primera vez, entonces subí muy rápido para tomar la foto en la cima y solo en la bajada pude detallar lo que nos regala ese cerro en Bogotá.

Senderismo
El senderismo es una actividad deportiva no competitiva que consiste en caminar siguiendo un itinerario determinado. Se acostumbra a realizar en senderos autorizados por organizaciones competentes pero también por sendas, caminos rurales y vías verdes sin guías.
“El senderismo en Colombia ha ganado popularidad en las últimas décadas, impulsado por el creciente interés en actividades al aire libre y el deseo de explorar la rica biodiversidad del país”, según Wikipedia. Existen muchos lugares para practicar esta actividad la mayoría es gratuita y la puedes hacer sola.
También existen grupos expertos que hacen un recorrido a caminatas ecológicas en parques naturales, páramos, humedales, es cuestión de buscar en internet y se encontrarán con salidas programadas y con precios variados, dependiendo de las actividades adicionales que quieras realizar.
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Camino desde la 127, paso por el parque central de Usaquén, subo una pared (exagero) y paso por la Valvanera y veo a unos cuantos metros el paso que me autoriza un joven de abrigo naranja para comenzar ahora sí a subir el sendero de Santa Ana La Aguadora. Presento mi QR, tomo agua, me limpio el sudor de mi frente y comienzo a subir un cerro más de Bogotá.
¡Amo el senderismo! y ¿tú? ¿Te animas?
¡Nos estamos leyendo!